(Verdad y Vida).-
Últimamente las personas en el país están tomando la justicia por su cuenta y han comenzado a linchar (ajusticiar pública y extrajudicialmente) a aquellos que cometen alguna fechoría. La propia Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, indicó que el Ministerio Público investiga 26 linchamientos, 24 ocurridos este año, en los que hubo 20 personas muertas. “Los condeno y fustigo. No estoy de acuerdo”, sancionó.
Estos ajusticiamientos no hacen más que abrazar la violencia, actitud que debe acabarse por el bien de Venezuela y que es contraria a todo lo que Dios establece en Su Palabra. En ese sentido se consultó al psicólogo clínico forense con postgrado en psicología criminal y cristiano, Héctor Márquez, quien ahondó sobre este tema y dio algunas recomendaciones ante el caso.
¿Cómo ve usted los linchamientos que están sucediendo cada día en Venezuela y a qué se debe ese tipo de manifestaciones?
– Tenemos que empezar por reconocer lo que la Escritura dice, que “en los últimos días vendrán tiempos peligrosos, y que habrá hombres amantes de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, envanecidos, que amarán los deleites más que a Dios” (2ª Timoteo 3:2-4. RVC). Siendo que la maldad se ha multiplicado sobre la tierra, el hombre en su perversión busca actuar de forma más violenta, cruel y, lógicamente, menos compasiva, misericordiosa y hasta menos justa; porque algunas personas que creen que esto es lo que debe sucederle a otro, se ponen en el lugar de Dios y quien se pone en el lugar del Señor hace como Satanás cuando quiso ser igual a Dios. El Señor Jesús lo mencionó en el sermón de la montaña: “No juzguen para que no sean juzgados, con la misma vara que midan van a ser medidos”; de manera que la decisión de quitarle la vida o no, a un ser humano es un hecho que desde mi punto de vista corresponde solo a Dios, a su voz, dirección y orden.
Indicó que “el hombre que trata de tomar la justicia por su propia mano y decidir a quién darle muerte o no, está tomando definitivamente el lugar de Dios y eso no está bien, pero quienes lo hacen hoy en día a través de los linchamientos, lo que están haciendo es certificar lo que la Palabra de Dios nos dice acerca de los postreros tiempos y acerca de la calidad del corazón y pensamientos de los seres humanos”.
Por otro lado, informó que hay un factor psicosocial que considerar y es que “el venezolano se siente vulnerable, frágil y el miedo, la frustración hace a muchas personas reaccionar de manera defensiva, y defenderse es usualmente atacar. El miedo es tan consumidor que produce en el ser humano una reacción de exterminio, de acabar con la vida del otro, pues el otro constituye un peligro potencial”.
Otro aspecto psicosocial es la agresividad. “La rabia es otra emoción compleja cuando se acompaña de impotencia y de frustración, la persona está frente a un hecho o circunstancia que le ha generado una enorme rabia y en su resentimiento, en su odio, es capaz de quitarle la vida a otra persona. Dicen: —Él roba, mata, hace esto u otro, o él me quitó tal cosa, me las va a pagar”, señaló Márquez
Agregó que “cuando hay un acto de este tipo o motivado por este tipo de emoción o sentimiento, hablamos de venganza. Es una venganza que puede ser traducida por el que la realiza en forma personal por el que fue víctima, y por el que no es víctima pero que la acompaña, es una venganza impersonal; y nosotros también sabemos, por lo que dice el Señor en las Escrituras, ‘la venganza es mía, yo pagaré’”.
Refirió que la impunidad también causa su efecto en este tipo de personas. “Nosotros vivimos lastimosamente desde hace muchos años en un estado de impunidad terrible, y la impunidad no solamente se ve en el hecho de que no va preso el que tiene que estar preso o reprimido, sino que aun el que va preso tiene un estilo de vida que no es el acorde a su condición como privado de libertad”.

¿Cuáles pudieran ser las soluciones en lo inmediato y qué consejo le pudiera dar como cristiano a las autoridades?
– Que haya una actividad realmente profiláctica preventiva, donde no solo se cultiven los valores sino que se enseñe lo que tiene que ver, por ejemplo, con la crianza de los hijos, los valores, donde se les lleve a la reflexión sobre el desempeño escolar del niño y adolescente, cuando digo desempeño escolar, no me refiero solamente al aspecto de las notas, sino de la conducta. Hay que llegar a las familias, muchos de estos comportamientos negativos tienen que ver con una crianza inepta, y este término de pronto suena duro, pero es el científicamente correcto, la crianza inepta genera a individuos antisociales, disociales, pervertidos, perversos, malhechores, hacedores de lo malo. Nosotros sabemos que los cambios se generan en el corazón de los seres humanos.
Respecto a la dificultad que tiene la Iglesia de hacer su labor espiritual en cárceles y otros lugares mientras que la santería y espiritismo tienen puertas abiertas, el psicólogo expresó que “no hay una autoridad mayor que la propia Iglesia para llevar esa Palabra, ese consejo, esa profilaxia”.
Aseguró que esa situación “tiene un sentido psicosocial que se conecta a lo espiritual. Desde hace unos años, gracias a las vinculaciones con países como Cuba, ha habido una proliferación increíble de lo que es la santería en Venezuela y lo que sostiene a esta es el comportamiento paranoide”.
Estos grupos pseudo religiosos totalmente contrarios al Señor, “lo que han hecho en nuestro país es cultivar y generar más violencia y agresividad porque la propia filosofía y estructura de esas religiones es paranoide o paranoica y eso solo conduce a un comportamiento defensivo y todo lo defensivo es agresivo, violento; esa es la gente y la filosofía que ha ido creciendo. Ellos crecen y a nosotros que llevamos la Palabra de Dios, nos prohíben, nos coartan la posibilidad de llevar esa sabiduría del Señor a los hombres”.
“La Iglesia debe tomar medidas contundentes, sugiero un encuentro nacional de líderes cristianos y pastores para analizar el fenómeno de la delincuencia, del comportamiento disocial, analizar lo que está ocurriendo, juntos, y después pronunciarnos por escrito en los medios. La Iglesia tiene que levantar su voz unida, no cada pastor por su lado, eso es lo que Dios dice, actuar en unidad”, concluyó el psicólogo y experto en criminalística, Héctor Márquez.◄