(Agencias/ VyV – LOS ÁNGELES).-
Tras su reciente participación en la ronda eliminatoria, el equipo de baloncesto Guerreros de Oakland (Golden State Warriors, en inglés) declara que su éxito se debe a su fe en Cristo Jesús, ya que la mayoría de sus integrantes y su entrenador viven arraigados a la Palabra de Dios.
Mark Jackson, el entrenador de este equipo de la NBA, es pastor de la iglesia cristiana Centro Internacional de Adoración Verdadero Amor (True Love Worship Center International) en California, EE.UU. Desde que aceptó el puesto de entrenador con los Guerreros en el año 2011, realiza ambos oficios y deja ver que su manera de vivir se ha reflejado en las vidas de sus jugadores.
Su llegada a este quipo, no sólo ha traído una notable mejoría en su rendimiento deportivo, sino que ha influenciado -para bien- la vida de estos jóvenes basquetbolistas. El pastor sólo ha necesitado dos temporadas para que en la bahía de San Francisco los aficionados vuelvan a disfrutar de la postemporada de la NBA. Y el fuerte de este equipo es sin duda, la fe en Jesús.
Actualmente, son los mismos jugadores quienes deciden ir a congregarse u orar antes de los partidos. Uno de los jugadores, David Lee, renovó recientemente su compromiso con Dios.
Cada instalaciones de la NBA tiene una capilla donde los jugadores pueden ir antes del partido para hacer un estudio bíblico. Para los Guerreros, eso se ha convertido en algo habitual, y 10 de los 14 integrantes asisten regularmente a estas reuniones.
Muchos dudaron que pudieran llegar a las eliminatorias, pero los Guerreros se apoyan en su fe. «Cuando la gente duda, ¿qué harás si no te apoyas en algo diferente al baloncesto?», dice Richard Jefferson, miembro del equipo. «Debes tener fe en algo grande, en el Creador. Y nosotros tenemos fe».
Fe y esperanza
La llegada del entrenador Jackson trajo consigo esperanza a los aficionados de Oakland pues el entrenador no sólo revolucionó el juego de los Guerreros, sino que también ha cambiado a los jugadores. «Es increíble cómo vive su fe en Jesús», dice el piloto David Lee.
Mark Jackson usa con frecuencia pasajes de la Biblia en ruedas de prensa, charlas y en las conversaciones con sus jugadores, es un hombre que usa la Palabra de Dios en su vida diaria. «Así es como soy», dice el entrenador. «He visto a gente sobreponerse, lograr sus objetivos, recuperarse gracias a la Palabra de Dios. He visto que este método ha servido en mi vida. ¿Por qué no usarlo en el baloncesto?», agrega.
«Cuando perdíamos, nos contaba la historia de David y Goliat», dice el novato Harrison Barnes. «La fe ha pasado a ser más importante en mi vida», dice Lee. «Me ayuda a saber cómo afrontar los altibajos de la temporada».
Cada quien cosecha lo que siembra
Este año, ningún componente de los Guerreros de Oakland ha tenido problemas con el alcohol, las drogas ni el sexo. En ningún diario se ha publicado algo que ponga en tela de juicio la vida de los miembros del equipo y sus jugadores saben que se debe a la fe en Dios que hay en el equipo.
En el vestuario no se escucha música con letras llenas de insultos y malas palabras. Ni se discute sobre los minutos de juego o el salario. Es otra manera de ver y de vivir la vida de un jugador profesional en un mundo con tantas tentaciones. Es recoger la siembra de sus buenas acciones y dejar en alto el nombre de su Padre Celestial.
Dentro del vestidor de los Guerreros, se puede observar en el puesto de Richard Jefferson notas de los estudios bíblicos. También se ve en las muñequeras de muchos jugadores la frase: «Juego en el nombre de Jesús». También se observa al piloto novato Festus Ezeli leyendo libros cristianos.
«La mayoría de las estrellas de la NBA se centran en salidas de noche, dinero, carros nuevos y la fama», dice Curry; «pero es una enorme motivación tener compañeros que piensan como tú, que ponen a Dios por delante de todas las cosas», agrega. «Podemos hablar sobre nuestra vida personal, baloncesto, sobre Dios y nadie se siente incómodo», comenta el alero Harrison Barnes.
A pesar de que la primera ronda eliminatoria no ha comenzado de la mejor manera posible, y de que los tropiezos siempre estarán, los Guerreros de Oakland continuarán apoyándose en algo más que baloncesto, en la Palabra de Dios y la fe que los sustenta cada día como personas y equipo.
