La crisis produce cambios y los cambios oportunidades

La crisis en las naciones nos pone aprueba a todos, incluyendo a los hijos de Dios. Desde el empresario, al estudiante, profesional, al obrero y cabeza de hogar, hombres o mujeres.

La creatividad y la inventiva se activa en el nombre de Jesucristo, «¡lloramos o vendemos pañuelos a los que lloran!».

La historia de la mujer que lloraba porque el acreedor vino a llevarse a sus dos hijos como pago de una gran deuda que le dejó su marido, ahora muerto, nos queda como anillo al dedo (2 Reyes 4:1-7). Esta mujer representa a cualquier ser humano atravesando por medio de una crisis grave.

¿Qué hacemos?

Lo peor es quedarnos paralizados y no hacer nada para revertir el estado de crisis, y aún más grave es estar en negación.

Ella quedó viuda y con una gran deuda impagable y según la ley expuso a la esclavitud a sus hijos.

Ella acudió al profeta Eliseo, ir al profeta era consultar a Dios, buscar dirección y solución a su crisis.

Valora lo que eres y tienes. Ella tenía una «pequeña vasija que contenía aceite». Comienza con lo que tienes. Identifica lo que eres, lo que sabes y tienes. Tu experiencia y educación es un valor agregado. Descúbrelo y valóralo.

Elimina de tu lenguaje no tengo nada. Piensa y verás que sí tienes. Y en medio de la crisis, Dios hará florecer tu don, tu talento, tus habilidades. Observa, tienes la llave y hay una puerta abierta para ti. Lee Apocalipsis 3:7-8.

Ella pensó, «yo tengo lo que otros no tienen. Yo sé lo que otros no saben». La prosperidad consiste en descubrir la conexión entre un problema y su solución, y en esa intermediación obtienes el beneficio de tu gestión, sean bienes o servicio. Si no tienes suficiente capital para intercambiar bienes, entonces presta un servicio, resuelve la carencia que otros no saben cómo resolver. Conviértete en un resuelve problemas, y te pagarán para que tú se los soluciones. Esa es la clave. En la crisis crecen y se multiplican los problemas, créeme; también los solucionadores de ellos, mientras otros lloran y se quejan, tu resuelves.

Establece una empresa familiar donde todos pongan y todos trabajen. Desde la sala de tu casa. Ya que no tienes para pagar ni empleados ni local. Echa mano a lo que tengas.

«Vasijas no pocas». Emprende. Piérdele el respeto y el miedo a emprender en tiempos de crisis. Supervisa la operación, suda la espalda, esfuérzate. No te paralices. Muévete.

Ten dignidad, eres un ser libre, independiente, capaz, y productivo. El sistema donde el Estado anula el emprendimiento, quiere que seas empleado del Estado. Y que seas dependiente del gobierno. No te conformes con un salario mínimo NO y NO, vende, vende y vende algo y te dará retorno, servicio, bienes, conocimiento. Pero vende.

Paga tus deudas sé libre financieramente, intereses, contratos, servicios que no necesitas elimínalos, restríngete.

Déjate dirigir por la unción que tienes sobre ti, cobertura genuina, consejeros, referentes. Una vez que tengas dinero no te vuelvas loco, si cuando estabas quebrado buscaste dirección, una vez que tengas dinero sigue buscando dirección. Oye a los sabios.

Diezma, ofrenda, da primicias, conéctate a la fuente inagotable de provisión; al Eterno Dios, por medio del dar. Ve el caso de la Sunamita (2 Reyes 4:8-15). Dar es milagroso. Lo que recibimos lo consumimos, lo que sembramos se multiplica. Proverbios 3:9-10; 11:23-25; Lucas 6:37-38. Dar activa tu prosperidad.

Agradece a Dios y disfruta de lo que Dios te ha dado. Cuando disfrutes agradece al Eterno por bendecirte. Reconócelo en todos tus caminos ya que el poder de hacer riquezas proviene de Él (Deuteronomio 8:1-18).

Duerme, come, descansa, haz deporte, viaja, disfruta con tu pareja, valora a tus amigos y familia. Dios te da para que disfrutes abundantemente sus bendiciones. 1ª Timoteo 6:17-19.

Apóstol