(Fernando Regnault – Articulista).-
Cómo podríamos obviar este tema que está destruyendo tantas vidas, tanto fuera como dentro de la Iglesia. Multitud de creyentes han caído en esta trampa diabólica, y por supuesto están atados con fuertes lazos que de no quebrarlos los irán llevando cada vez más lejos de Dios. No en vano está escrito: «un poco de levadura leuda toda la masa», sólo un poco de levadura termina llevando a la gente a la perdición. Hay quienes con opaco razonamiento han determinado para su propio mal, que no es malo ver esto, aclararemos este punto más adelante. El hecho es que esta corrupción y detestable pecado, está infiltrando a la Iglesia, tanto como al resto de la sociedad. Es tan fácil acceder a él en la Internet, que su contaminación se extiende manchando a los de débil convicción espiritual. Pero no sólo los débiles, muchos pastores y líderes han confesado haber caído en esta trampa diabólica, y ha sido el final de su ministerio.
Desde el punto de vista bíblico ¿cómo podemos catalogarla? Hay innumerables textos que le podemos aplicar a la pornografía, comenzaremos por: «Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón» (Mateo 5:28). Quien mira este tipo de cosas las desea en su corazón, ya es un adultero o fornicario igual a lo que está mirando, ya está bajo juicio de Dios. Las parejas que aparecen en esas películas porno son actores a quienes les pagan por lo que hacen, son fornicarios de profesión ¡Que terrible pecado! ¿Puede un santo de Dios ver este tipo de cosas, y quedar impune ante Dios? Ningún santo puede entretenerse viendo a pecadores revolcándose en su inmundicia y pretender que está bien con Dios.
La Palabra de Dios nos advierte, que quienes practican tales cosas, no entrarán en el reino de los cielos, veamos: «Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios» (Gálatas 5:19-21). Ver este tipo de cosas es practicarlo en el corazón, es lo mismo que mirar a una mujer y adulterar con ella, no lo hizo físicamente pero en su corazón es un hecho consumado. El Señor nos manda directamente: «Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto» (Efesios 5:11-12). Ver este tipo de corrupción es participar de «las obras infructuosas de las tinieblas», en otras palabras; quienes los ven son como quienes lo practican.
La pornografía es una infame industria que, mueve muchos miles de millones cada año. Esta industria es la responsable de la degradación física y espiritual de muchos millones de personas a nivel mundial. Esta industria es la responsable, de que millones se vayan a la condenación llenos de pecados. Quien ve estas películas está apoyando a esta industria, está colaborando en la destrucción de muchas vidas alrededor del mundo. ¿Puede acaso un cristiano ver estas cosas y ser sin culpa delante del Señor? Si alguien ha caído en esto, es momento de arrepentirse; de humillarse delante de Dios y ayunar pidiendo la restauración espiritual en su vida. Poderosas fuerzas espirituales actúan detrás de estas películas, para atar espiritualmente a quienes las vean. Quizás sean necesarios unos cuantos ayunos, para quedar libres de las ataduras espirituales que obligan a las personas a volver a caer en este pecado. « Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo» (2ª Timoteo 2:7).
¡A Dios Sea La Gloria!
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