(David Mandel – Mi Enfoque).-«Así ha dicho el Señor: Por tres transgresiones de Gaza, y por el cuarto, no revocaré su castigo … meteré fuego en el muro de Gaza que consumirá sus fortalezas» (Amós 1:6-7).
Quienes gustan de aplicar las profecías de la Biblia a eventos contemporáneos podrían interpretar esos versos del profeta Amos para decir que la cuarta guerra con Gaza será la definitiva. Con todo respeto al profeta y a sus intérpretes, es muy improbable que una cuarta guerra con Gaza sería la definitiva y mucho menos la última.
Netanyahu, hace unos días en Paris, declaró: «No hay solución diplomática para Gaza» basándose en el hecho de que es imposible llegar a un acuerdo con quien está obsesionado por exterminarnos. Agregó que tampoco quiere una guerra. En otras palabras, Netanyahu no considera factible una solución militar (demostrado por la falta de resultados de las tres guerras que Israel ha luchado contra Gaza hasta este momento). Por lo tanto, al no haber solución diplomática ni militar, Gaza es un problema sin solución.
La situación de Israel respecto a Gaza se puede comparar a la de un hombre sentado sobre un tigre. Estar sentado es muy peligroso, pero bajarse del tigre es un riesgo peor.
Las fuerzas militares de Hamas no se pueden comparar con el poderío militar de Israel, pero, si uno no tiene mucho conocimiento de los hechos, tendría la impresión de que las cosas son al revés.
Durante cerca de diez meses, los palestinos de Gaza han incendiado impunemente miles de hectáreas de terrenos cultivados y bosques de Israel, sin que el gobierno de Israel haya tomado alguna acción decisiva para dar termino a esa destrucción. Hamás amenaza con tomar ciertas acciones si Israel no le permite recibir dinero, y la reacción de Israel es permitir pasar maletas llenas de millones de dólares enviados por Qatar, que, lo más probable, serán usados por Hamás para fabricar cohetes y cavar túneles.
Hamás es quien decide cuando iniciar ataques a Israel, y cuando (para prevenir respuestas drásticas de Israel) establecer una tregua temporal. E Israel siempre cae en ese juego
Desde 1949 hasta 1967 Gaza fue controlada por los egipcios, y recibía de ellos los suministros que necesitaba, incluyendo combustible. En 1967 Gaza cayó bajo control de Israel, y, desde entonces, sin interrupción, tanto durante períodos de relativa tranquilidad como durante conflictos, Israel le suministra electricidad, agua, y todo lo que le es necesario a Gaza.
Ningún Primer Ministro de Israel ha logrado hasta hoy encontrar una solución para Gaza:
• Menahem Begin, en las negociaciones con Sadat para devolverle el Sinaí, le pidió que asuma el control de Gaza. Sadat, demostrando en este punto, más visión que Begin, se negó a aceptar.
• Yitzhak Rabin creyó que la solución para Gaza era entregarle el control a Arafat. El resultado fue que Gaza se convirtió en un foco de terror del cual salieron numerosos terroristas asesinos durante la Guerra del Terror (2000 al 2004).
• Ariel Sharon creyó erróneamente que retirar unilateral e incondicionalmente a todos los israelíes, civiles y soldados, de Gaza, daría oportunidad a los palestinos para sentar las bases de un Estado pacífico y progresista. Esa retirada fue interpretada por los palestinos como una rendición incondicional, y los alentó a convertir a Gaza en una base de terror contra Israel, desde la cual han disparado decenas de miles de cohetes a poblaciones civiles israelíes, crimen de guerra nunca criticado ni condenado por las Naciones Unidas.
• Ehud Olmert, para dar fin a los numerosos cohetes que Hamas disparaba contra Israel, inició una guerra que duró tres semanas, desde el 27 de diciembre del 2008 hasta el 18 de enero del 2009. Terminó con un cese de fuego unilateral de Israel. Los disparos de cohetes desde Gaza se reiniciaron poco tiempo después.
• Bajo Netanyahu, hasta el momento, Israel ha tenido dos guerras contra Hamas, una en el año 2012 y la segunda en el 2014. Un comentarista las comparó con cortar el césped (sin arrancar la mala hierba). El césped queda corto durante algún tiempo, pero inevitablemente vuelve a crecer. Hamás recibió fuertes golpes en esas guerras, pero en un solo día, del 12 al 13 de noviembre, 2018, ha demostrado capacidad para disparar en menos de 24 horas cerca de 400 cohetes a los pueblos fronterizos israelíes.
Israel no tiene interés en derrotar a Hamás totalmente ya que eso significaría tener que asumir la responsabilidad por 1.800.000 árabes palestinos que odian a muerte al Estado judío.
Por otro lado, la acusación de Mahmoud Abbas que a Israel le conviene que Gaza sea un Estado independiente de facto, separado de la Autoridad Palestina, es probable que refleje la realidad.◄

¿A cuál Palestina reconocer como estado?
En mi último viaje a Miami, hace un año, fui a un centro comercial y entré a una tienda de zapatos.
Deseo comprar un par de zapatos igual a estos que tengo puestos; le dije al vendedor.
El vendedor miró mis zapatos y me preguntó, ¿igual a cuál de ellos? ¿Al derecho o al izquierdo?
Miré y, efectivamente, aunque ambos zapatos eran del mismo color, no eran el mismo modelo. El del pie derecho era un modelo distinto del pie izquierdo.
Esta anécdota me recuerda la insistencia de la Unión Europea y de las Naciones Unidas en reconocer la existencia de un Estado palestino.
Al igual que yo no noté que calzaba dos zapatos distintos, los que exigen la creación de un Estado Palestino, parecen no haber notado que los palestinos están divididos en dos regímenes no solamente diferentes sino enemigos entre ellos.
Gaza está bajo el control de Hamás, una organización fanática musulmana que quiere la destrucción inmediata de Israel.
La Autoridad Palestina, un régimen cleptocrático, dictatorial y corrupto, gobierna a la población palestina que vive en la Cisjordania, (Judea y Samaria). En comparación con Hamás, la AP es considerada «moderada» ya que está dispuesta a aceptar la destrucción de Israel, no de inmediato, sino en etapas sucesivas.
¿A cuál de los dos regímenes palestinos se debe reconocer como Estado? ¿A Hamás? ¿A la Autoridad Palestina? ¿A ambos?