Verdad y Vida EL QUINCENARIO CRISTIANO DE VENEZUELA
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(Verdad y Vida – REDACCIÓN).-
Desde hace meses el pastor iraní Saeed Abedini se encuentra en cautiverio en la prisión Evin en Teherán, que es conocida por maltratar a sus internos. Esta situación tiene a más de la mitad del mundo conmocionado y ha generado movimientos en diferentes países en busca de su liberación.
La prensa mundial ha publicado las diferentes cartas que este cristiano ha escrito para dejar saber cómo evoluciona su situación, y en cada una de ellas -más que la tortura de la cual ha sido objeto- demuestra la fe en Cristo Jesús que mantiene y que aumenta con cada gota de sangre que sale de su cuerpo.
A principios de mayo, este pastor celebró su cumpleaños en la celda de confinamiento solitario en la que estuvo cautivo por un mes aproximadamente. Lo catalogó como «el peor cumpleaños imaginable». Unos meses atrás, hizo saber que no pudo reconocer su rostro al verse en un espejo debido a los golpes que ha recibido por parte de las autoridades de la prisión.
Ejemplo a seguir
Saeed Abedini a pesar de estar preso, desfigurado, enfermo y acosado por los musulmanes, se mantiene al tanto de todo lo que ocurre en el mundo y dedica sus oraciones diarias a clamar por la misericordia del Padre celestial ante todo lo que sucede. Elevó su oración ante el ataque en Boston y el reciente tornado en Oklahoma, EE.UU.
Su última carta se centró en agradecer al mundo entero por la unión que han tenido las iglesias de diferentes denominaciones y personas de diferentes creencias en pro de su liberación y retorno a EE.UU donde reside con su esposa y sus dos hijos.
En esta carta Abedini, no sólo agradece sino que exhorta a las iglesias y a la población en general a unirse por la salvación del mundo entero en Cristo Jesús. Es un ejemplo que este hijo de Dios esté dispuesto a pagar el precio por la causa de Cristo, y que sólo para la gloria del Creador muchas de las personas en esa prisión han abierto sus ojos y su corazón a Jesús.
No hay tiempo que perder, la venida de Cristo se acerca, los tiempos están acelerados y es momento de ceñirse y accionar porque «la fe sin obras es muerta» (Santiago 2:17).
