Es necesario que las personas inocentes puedan comprender que la religión santera es completamente satánica, y no solo eso, sino que afecta a toda la población que se mueve a sus alrededores; la santería hace más daño que el satanismo porque se prolifera mucho más, producto de la problemática que sus espíritus demoníacos les crean a la población: violencia, pobreza, enfermedades, fornicaciones, divorcios, hambre, muertes.
Esta ceremonia significa el mismísimo pacto con la muerte y Satanás.
Después de tener algún tiempo como babalao o tan pronto como pueda económicamente, el babalao está obligado a realizar otra ceremonia que lo autoriza a hacer brujería mayor. Ejemplo: «usar el cuchillo» en consagraciones de otros babalaos, pero la realidad es que se compromete aún más que lo que tenía antes, pues recibe un espíritu satánico de mayor jerarquía.
También la zona recibe mas espíritus, pues se incrementa el poder espiritual desde el punto de vista demoníaco.
Este rito se hace en un patio que esté cercado de modo que tenga privacidad de manera que nadie pueda ver lo que se hace, pues esta ceremonia era muy secreta, pero ya no lo es.
En una parte de ese patio se hace hueco del tamaño de una sepultura, con una profundidad entre un metro y dos, y le echan bastante carbón y se enciende.
Mientras se prepara esa tumba encendida, el babalao que va a ser ceremoniado lo tienen en un cuarto sentado en una silla de frente para la pared, con los pantalones enrollado hasta la rodilla, sin zapato, sin camisa, de espalda a un público de treinta o cuarenta hombres que son los que participaran en la cruel e inhumana ceremonia.
Cuando todo está preparado, el reiniciado es llevado hacia el patio donde fue abierto el hueco en forma de tumba o sepultura donde es juramentado.
La persona es arrodillada al borde de esa tumba con las dos manos en la tierra en el mismo borde, de manera que el dorso del cuerpo sin camisa quede a merced de las llamas o de lo caliente de las brasas de candela encendida, recibiendo el humo que sale de aquel lugar infernal que dificulta la respiración.
Mientras el iniciado en la ceremonia trata de aclimatarse a la toma de aire y humo tratando de respirar lo que sale de aquel fogón, comienzan a posicionarse a su alrededor y en torno a la sepultura aquellos treinta o cuarenta hombres que les hablé, quienes participarán en la ceremonia, los cuales esgrimen en sus manos dos enormes y blancas velas encendidas; mientras que uno de ellos entona un cántico de muerte, así como le digo, sin exagerar ni pensar que esto es una película de ciencia ficción; exactamente como les cuento, comienza la ceremonia.
Cada uno de los hombres presentes comienzan a verter la esperma caliente de las velas encendida sobre la espalda del hombre que ya está arrodillado en el borde del hueco, quien gime de dolor y ardor por los dos lados de su cuerpo, pecho y espalda.
Mientras, los cantos no se detienen, se comienza a sentir en medio de aquel calor que un frío de ultratumba llega al lugar de la consagración.
Luego cuando se alivian las ampollas en la espalda y las quemaduras del pecho se curan, un pueblo viene a vender su alma a cambio de ayuda a sus problemas.
Problemas que en realidad solo Jesús puede resolver. Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida.
Orlando Oviedo
Pastor, escritor y conferencista
pastoroviedo97@yahoo.com