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Terremotos: una clara señal del fin

Afirmamos que los terremotos son una señal devastadora, porque los mismos irán en aumento conforme pasen los días hasta que se produzca el último y gran terremoto que profetiza la Biblia en el libro de Apocalipsis 16

Un hombre camina entre escombros en Hatay, sur de Turquía, el 9 de febrero de 2023 / AP-Can Ozer

Una de las señales de los tiempos del fin de la era de pecado y del gobierno del hombre en el mundo dadas por nuestro Señor en los evangelios (Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21), es la de la multiplicación de los terremotos en nuestro planeta. Si bien siempre ha habido terremotos a lo largo de la historia, también es cierto que los terremotos acontecidos las últimas décadas han sido devastadores, dejando a miles de personas heridas y muertas.
La Ciencia ha revelado que hay muchos factores del porqué los terremotos se han venido incrementando en cantidad y potencia, además de los miles de temblores que cada año se producen en el mundo, que van desde los no sentidos hasta aquellos que estremecen y causan pánico.
Ya no es solamente el movimiento de las placas tectónicas las que los producen, científicos han afirmado que el movimiento del centro de la tierra también influye, y más recientemente el descubrimiento de que el núcleo central de la tierra se ha detenido y puede estar girando al contrario de la rotación normal de la tierra, lo que, creen ellos, puede producir terremotos de grandes proporciones y de manera más seguida.
A semanas tan solo de este último descubrimiento, el lunes 6 de febrero en horas de la madrugada (las peores horas para que se produzca un terremoto porque la gente se encuentra durmiendo), el sureste de Turquía y el noroeste de Siria fueron testigos de dos poderosos terremotos, uno de 7,8 grados y el otro poco tiempo después de 7,5 grados de intensidad en la escala de Richter, además de muchas réplicas de menor intensidad, pero que igual causan destrucción en las regiones ya sentidas.
Cientos de edificios y viviendas destruidos, más de 37.000 muertos y más de 85.000 heridos se contabilizan entre Turquía y Siria en el momento que estamos escribiendo este artículo, pero para el momento en que usted lo está leyendo la cantidad de muertos y heridos seguramente habrá aumentado a juzgar por la devastación causada; de hecho, la ONU cree que la cifra de fallecidos será mucho mayor porque estiman que podrían seguir enterradas 130.000 personas aproximadamente.
Por qué afirmamos que los terremotos son una señal devastadora, porque los mismos irán en aumento conforme pasen los días y el saldo de pérdidas materiales y de vidas dependerá del lugar donde se produzcan los mismos, si en centros muy poblados o en lugares más despoblados. Además, si los mismos se producen cerca de las costas o dentro del mar, el peligro de la generación de un tsunami con proporciones devastadoras es cada día mayor, como el sucedido en Sumatra, Indonesia, en el 2004 y, posteriormente, el acaecido en Japón.
El que no sean previsibles ni en día ni hora, hace más letales a los terremotos, que, como ya lo dijimos, irán en aumento en cantidad y magnitud, hasta que se produzca el último y gran terremoto que profetiza la Biblia en el libro de Apocalipsis (16:17-20):
«El séptimo ángel derramó su copa por el aire… Entonces se produjeron relámpagos y estruendos y truenos, y hubo un gran terremoto. Tan fuerte fue ese gran terremoto como jamás había acontecido desde que el hombre existe sobre la tierra. La gran ciudad se dividió en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron. Y la gran Babilonia fue recordada delante de Dios, para darle a ella de la copa del vino del furor de su ira. Toda isla huyó, y las montañas no fueron halladas más».
Solo imaginémonos la magnitud de ese terremoto final que la ciudad de Jerusalén se dividirá en tres partes, caerán la mayoría de las ciudades del mundo, las islas desaparecerán y los montes quedarán convertidos en escombros por causa de la retribución de Dios para con el ser humano que le dio la espalda y rechazó a Jesucristo, el Hijo de Dios, como su único Señor y Salvador.
¡Ay de los habitantes de la tierra que desprecien la gracia de Cristo y sigan volcados a la práctica desenfrenada del pecado!, porque lo que está profetizado sobre el mundo es espeluznante; aquí solo estamos hablando de una señal de los tiempos del fin, de los terremotos, pero la Biblia habla de muchas otras catástrofes que experimentará el mundo por causa de la maldad y el pecado.
Sin embargo, para aquellos que no tienen a Jesucristo como su Señor y Salvador todavía hoy tienen oportunidad de salvarse de las catástrofes que irán en aumento sobre nuestro planeta; el salvoconducto de Dios para la humanidad es Cristo, el único camino para salvarse e ir al cielo por toda la eternidad (Juan14:6).
Depende de su decisión hoy, o usted asegura su vida eterna entregándole su corazón a Jesús o sufrirá todo lo profetizado sobre la humanidad sin Cristo y luego de la muerte física viene la condenación eterna. Que Dios le guarde y no le acontezca eso a usted y sus seres queridos. Decídase ya por Jesucristo, mañana puede ser demasiado tarde.
En Turquía y Siria la gente se fue a dormir el domingo 5 de febrero, pero miles nunca despertaron, sus viviendas y edificios los sepultaron sin darles ninguna oportunidad de escapar ante la magnitud de los dos terremotos sucedidos. Lo peor es que este patrón no tiene vuelta atrás, más bien irá en aumento.

Georges Doumat B.

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