
Todo es un reflejo o manifestación de las ideas, los conceptos y las ideologías que utiliza la mente para crear la realidad.
Mark Twain dijo:
“Puede ser historia, puede ser solo leyenda o tradición. Puede haber sucedido, puede no haber sucedido, pero podría haber sucedido”.
En otras palabras; todo es cierto y nada lo es, todo pasó, aunque no lo registre la Historia, todo es falso, aunque la historia que ha sido reescrita muchas veces, diga lo contrario.
Vivimos en una realidad llena de verdaderas mentiras o de mentiras verdaderas. Y todo esto ocurre en ciclos repetitivos a lo largo del tiempo.
La vida no es cíclica, son los patrones de pensamientos con los que programas tu mente los que son cíclicos.
Lo único constante, verdadero y eterno es la fuente de todo lo que es, la naturaleza, sustancia o esencia de la que surge todo en la realidad.
Algunos la llaman Dios o energía primigenia, yo prefiero llamarlo; el amor que nos creó. En él no hay división ni competencia, él es uno con todo lo que es y absolutamente todo es uno con él, nada afecta está constante, porque él lo contiene todo y nada lo contiene a él. “En él vivimos, nos movemos y somos”.
Todo es Dios experimentándose a sí mismo de forma infinita eternamente.
En esencia todo está unido (interconectado), aunque la manifestación de esa unidad en la realidad circunstancial, relativa y temporal es plural y diversa en todas sus formas.
El hilo conductor que une todas las cosas no es un concepto, una ideología, ciencia o religión. El hilo conductor que lo une todo es el amor.
Todo lo que experimentamos a partir del amor incondicional nos conecta con el todo y con todos. Todo lo demás es relativo, circunstancial y temporal. Solo el amor es atemporal, infinito, indestructible, constante y eterno. Dios es amor. Dios es todo en todo.
Tu y yo somos una partícula (expresión) de su esencia, experimentando la vida temporalmente en un avatar llamado cuerpo, pero además de eso; somos creadores y co-creadores de la realidad personal y colectiva.
Son nuestras elecciones las responsables del tipo de realidad que experimentamos a diario y no un destino predeterminado de antemano.
Somos libres para elegir, pero absolutamente responsables de las consecuencias que se originen de nuestra elección.
El problema está en que casi todas nuestras elecciones son producto de nuestra programación mental, que es controlada por los conceptos y las ideologías políticas, sociales y religiosas, las cuales programaron nuestras mentes desde nuestro nacimiento.
De allí el valor de la enseñanza del Maestro de maestros Jesucristo; “No se amolden al sistema dominante de vuestro tiempo, antes bien; transformaos en el espíritu de vuestra mente, para que puedan comprobar lo que de Dios es agradable y perfecto para vosotros”.
En otras palabras; cambia tú manera de pensar y cambiarás tú manera de vivir.
Mi consejo final para el resto del 2023 es muy simple: todo lo que hagas este año ya sea de hechos o de palabras, asegúrate de que se origine del amor.
Estas coordenadas te mantendrán en conexión con tu esencia original, más allá de los conceptos y las ideologías sociales que esclavizan a la humanidad en la actualidad, así experimentarás eventualmente la unidad con el todo.
Solo así arribarás a la cima del auto descubrimiento, sin necesidad de competir con nada ni con nadie, evidenciando el éxito que ya eres desde siempre.
Miguel Ángel León R.
Apóstol, psicólogo y escritor