(Verdad y vida – REDACCIÓN).-
El pastor Tomás Moreno consultor social y miembro del Movimiento Ventana 4/14 está enfocado en luchar por Venezuela desde su llamado como pastor, a través de su comunidad, de los medios de comunicación, redes sociales y del Movimiento Ventana 4/14. Su aporte particular se centra en la formación de gente que pueda ayudar con la niñez y la adolescencia a través de un diplomado que se conoce como ‘Más que vencedores’ (MQV), que es un trabajo muy particular a nivel de principios, valores, vida, toma de decisiones, entre otros, para la juventud de este país.
Su trabajo es tratar de fortalecer y unificar esfuerzos que tienen que ver con niñez y adolescencia en el país y por la realidad que se vive en la actualidad, Moreno considera que «es una situación que amerita que nuestra iglesia tenga información precisa y necesaria, de tal manera que pueda conducir estrategias para alcanzar a las próximas generaciones».
Para el pastor Moreno la participación de la Iglesia de Cristo es vital, es la salida a los problemas y conociendo que el proceso de crecimiento de ésta ha estado acelerado en Venezuela, se facilita la labor de la Iglesia para alcanzar a las personas con la salvación. «En este momento uno puede observar que, sin hablar de números, la iglesia, en términos de templos, lugares de culto, etc., la podemos encontrar en casi todo el país, cosa que hace unos cuantos años atrás no era posible, lo que significa que la iglesia ha crecido».
Respecto al trabajo enfocado en los jóvenes y adolescentes, ¿qué dato estadístico pudiera darnos?
– En nuestro país cerca de un 40% de la población está entre los 4 y 14 años, eso significa que son más de 12 millones de personas, es decir jovencitos, niños que están necesitados de ser alcanzados, es un grupo demasiado grande y lo alarmante del asunto es que con el embarazo precoz, esta irregularidad, desde el punto de vista de planificación familiar, hace que el número aumente. Es por ello que estamos enfocados en esta ventana y es prioritario, urgente, que la Iglesia cambie un poco su foco de atención hacia esta necesidad y alcanzar estos muchachos hoy, porque si nosotros no los alcanzamos hoy el país que tendremos mañana será totalmente distinto.
Agregó que si hoy hay violencia, inseguridad, desnutrición, embarazo precoz, entre otros; «te puedes imaginar en los próximos 10, 15 ó 20 años cómo va a estar el país. Por eso de alguna manera he tratado de enfocar mi esfuerzo en que la Iglesia Cristiana preste su atención hacia ese lado».
¿Qué estrategias o medidas pudiera recomendar a otras iglesias que apliquen en función de salvar a estos niños y jóvenes?
– Que más que estar mirando la ‘evento manía’ que hay en estos momentos, esa onda tan fuerte de actividad tras actividad, que miren un poco su barrio, su urbanización, la zona donde están ubicados, donde tienen influencia y traten de conocer cuál es la realidad de la niñez y adolescencia en ese sitio para comiencen a hacer el trabajo más allá de las cuatro paredes; es decir, que salgan a la calle y traten de hacer planes vacacionales, programas alimenticios, programas de salud, más que asistencial, algo que tenga que ver con atenderlos a ellos, atender a sus hogares y atender a sus familias, cosas prácticas, salirse más del corte tradicional de trabajo de nuestras iglesia.
Ante la situación que vivió el país durante los primeros meses del año, donde se observaban jóvenes manifestando de diversas formas y a la vez sumergidos en un ambiente de violencia, ¿qué opinión puede darnos sobre lo que se debe hacer para evitar estas situaciones?
– Yo he promocionado y no me da vergüenza decirlo, la oración y resistencia. Muchos de estos jóvenes estudiantes universitarios tienen hambre, necesidad de una patria diferente. Independientemente del corte político, Venezuela necesita cambiar, el país necesita una esperanza de vida diferente a la que llevamos en este momento, debe haber un despertar para unificar esfuerzos y cambiar a esta nación. Ante el clamor y ese gemir del pueblo, yo no puedo convertirme en ciego, sordo y mudo, y la Iglesia no puede convertirse en ciega, sorda y muda ante lo que ha pasado, también tiene que dar respuesta, si tiene que sufrir por decirle al sistema que algo está mal, pues nosotros existimos para ser sal y luz en esta tierra y como tal, lo que no está bien tenemos que condimentarlo, lo que está oscuro tenemos que darle claridad y si algo está mal tenemos que decir que está mal.
Con respecto a la familia, ¿qué piensa usted de los movimientos que han habido no solamente en el país sino también a nivel internacional en apoyo al matrimonio de personas del mismo sexo, que si bien es cierto van en contra de todo principio bíblico, van en contra de la familia conforme al corazón de Dios?
– Primero, la Iglesia no se debe alarmar, la Iglesia debe ser un agente de cambio y inicialmente debe abrir su corazón a personas tan necesitadas como los que han preferido tomar el camino de la homosexualidad o lesbianismo, y buscar formas y maneras de alcanzarles, de acompañarles en su búsqueda de Dios. Muchos de ellos sencillamente expresan una necesidad de Dios. Segundo, con respecto a lo que tiene que ver con la familia, la Iglesia debe seguir reforzando ese principio y ese valor porque más que un valor temporal es un principio eterno, es un principio permanente de rescatar y modelar lo que es el hogar y la familia.
Continuó explicando que la Iglesia de Cristo, si quiere hablar de familia, debe modelar esa familia. Hizo un llamado a no «aterrarse» ante la situación, sino más bien a tomar acciones y dar el ejemplo, a enseñar cuál es la verdadera composición familiar, no sólo como marco teórico, sino a vivirlo también.
Hay que preparar a los niños, a la juventud para vivir una vida en santidad, dando testimonio de quiénes son en Cristo Jesús para poder tomar las riendas de las iglesias, ministerios del país, que es la labor que Jesús encomendó.
