(Iván Castro de la Hoz – Pastor).-
Los tiempos que vivimos son propicios para los hipócritas, porque en ellos se concede gran importancia a la imagen. Lo que ven los ojos es esencial en las relaciones sociales, y también en los ambientes religiosos. No importa tanto lo que las cosas son, sino lo que parecen. No tanto la realidad como la apariencia.
Vivimos en un mundo de apariencias que se ha trasladado a la iglesia. Tú no debes dejarte llevar por ese «espíritu» que opera en el mundo de hoy. Si alguna vez eres tentado a actuar con hipocresía, recuerda esto: Para el Señor tiene más esperanza de salvarse un ladrón o una prostituta que reconocen su condición pecaminosa, que un religioso hipócrita.
Jesús llamó a los escribas y fariseos ¡Sepulcros blanqueados!, ¡serpientes!, ¡generación de víboras!, ¡guías ciegos!, por su hipocresía. No, nunca permitas que este tipo de actitud se apodere de ti. No dejes que el paso de los años en la iglesia te haga perder la espontaneidad, la sinceridad y la autenticidad.
No trates de parecer lo que no eres. No aprendas a usar frases estereotipadas. No pongas cara de piedad. Ni intentes impresionar a los demás con tus actos de devoción. Vive para Dios y solo para Él, que Él sea tu único espectador.