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Vin Baker, libre del alcohol por la gracia de Dios

(Agencias/ VyV – Redacción).-

Vin Baker mantuvo una carrera como basquetbolista profesional, jugando en la NBA por 13 años. A finales de 1990 fue muy famoso y al momento de retirarse en el año 2006, ya había acumulado una gran fortuna económica.
Los vicios fueron el causante de su salida de la NBA. Baker no siempre tuvo problemas con el alcohol, él comenzó como un ‘bebedor social’, pero con un contrato exitoso con los Supersonics de Seattle, el alcohol siempre estaba al alcance. “No había llegado al punto donde me embriagaba, yo tomaba para calmar mis nervios”, explicó Baker.
Tiempo después el jugador describió su tiempo en la NBA como que vivía una “doble vida”, durante el día practicaba y jugaba, pero en las noches consumía alcohol en grandes cantidades. Siempre mantuvo su hábito un secreto, su padre, James Baker, lo describía como un “alcohólico en el clóset”.
Eventualmente su carrera comenzó a verse afectada y fue intercambiado para los Celtics de Boston antes de la temporada 2002-2003. En ese tiempo Baker ya estaba hundido en el alcohol, “todo mi ser, desde mi olor, el juego, hasta mi actitud, era la de un alcohólico”, dijo Vin.
Poco después fue suspendido del equipo por llegar a la práctica oliendo a alcohol y como parte del convenio con el equipo, fue a una clínica de rehabilitación y fue admitido con un nombre falso. Salió de la clínica, pero volvió a caer en el 2004, momento en el que el equipo decidió despedirlo.
Después fue contratado por los Rockets, pero tampoco duró mucho tiempo allí, hasta su salida definitiva de la NBA en el 2006. Durante todos esos años, Baker perdió mucho dinero en malas inversiones y por culpa de su vicio.

Restaurado por Cristo
Siendo hijo de un pastor, Vin siempre tuvo a la iglesia en su corazón. “Me había cansado de estar cansado”, recordó; así que voluntariamente se registró en otro centro de rehabilitación, y cuando salió, una semana después, fue directo a la iglesia donde su padre pastoreaba y se comprometió con el Señor. “Cuando llegué a lo más bajo, cuando perdí todo lo que tenía, me sentí tan desesperado por encontrar respuestas. Fue entonces cuando busqué a Jesús”, dijo. Baker.
A los 43 años, ha vuelto a empezar de nuevo. Pero él es feliz. Dice que descubrió su verdadero yo, y su vida ahora tiene sentido en los caminos de Dios. “Es gratificante. La vida cristiana es más satisfactorio que jugar con el equipo de las estrellas”, dijo. “Estoy feliz y me siento bendecido por estar en esta posición, con una mente sana, un entendimiento claro de dónde vengo, de todo lo que pasé, para poder compartirlo con otros”.
A pesar de haber tenido millones de dólares en las cuentas bancarias y de vivir con lujos y despilfarros, Vin ahora trabaja como barista en una de las tiendas de la cadena Starbucks, aunque se está preparando para asumir la gerencia de la tienda. Esta es su manera de proveer para su familia a quien debe cuidar, su más preciada responsabilidad.
Baker no perdió tiempo y se sumergió en la Palabra de Dios, para llegar a conocerlo y así poder ayudar a otras personas y se ha enfocado en reenfocar su vida a través de Jesucristo. Vin no asistió a Alcohólicos Anónimos, pero si se refugió en un poder superior.
Ahora no solo predica en la Iglesia Abyssinian en Harlem, sino que también estudia en el Seminario Teológico en Manhattan, Nueva York, EE. UU, para obtener una Maestría en Divinidad con la esperanza de ser un pastor, igual que su papá.
Los fines de semana, ejerce el ministerio como pastor de jóvenes en la iglesia donde su padre es pastor. También brinda conferencias y asesora a los jugadores más jóvenes sobre el riesgo de ser engañados por el éxito.
“Cuando usted tiene millones en el banco es fácil olvidarse de Dios”, dijo Vin. “Fui el único culpable de todo lo que pasé, nunca fui a la iglesia, a pesar de que mi padre es pastor. Pero Jesucristo me trajo de vuelta bajo su protección”, agregó.

Dando de gracia
Vin Baker también, trabaja como asistente voluntario en la academia de basquetbol Thurgood Marshall, ubicada a escasas cuadras de su iglesia. Allí hace su trabajo en silencio, llama a los jugadores a un lado y les habla, les aconseja sobre cómo mejorar en el juego y también les brinda palabras de aliento y paz.
Se concentra en ayudar a estos jovencitos con una simple fórmula: Basquetbol, colegio, iglesia. El director de Thurgood Marshall, Sean Davenport, es diácono en la iglesia donde Baker se congrega, quien explicó que por su testimonio, logró obtener el puesto como asistente del entrenador. Comentó que Vin es conocido por ser “una inspiración para estos jóvenes, un ejemplo de perseverancia”.
Después de una vida de lujo, fama y éxito, Baker, luego de haberlo perdido todo, encontró la verdadera paz y felicidad a través de Jesucristo. “Hoy tengo una conexión con Cristo. Algunas veces debes desprenderte de todo lo demás para poder tener una conexión con Dios”.◄

Baker dedicó gran parte de su vida al baloncesto, ahora se la ha rendido a Jesucristo
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