«Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho» (1ª Corintios 15:12-20).
¿Alguna vez ha pensado cómo sería su vida si Cristo no hubiera resucitado de los muertos? Pablo explicó las terribles consecuencias de tal escenario y el efecto que tendría en cada creyente.
La fe cristiana no tendría ningún valor. No habría evangelio para predicar, ni ninguna razón para ir a la iglesia. Y si alguien predicara la resurrección, sería un testigo falso.
Jesucristo sería un mentiroso por haber dicho que resucitaría. Sería como cualquier otro hombre pecador que fue crucificado. Además, esta mentira haría difícil creer cualquier cosa que la Biblia diga.
No habría perdón por el pecado. Sin la resurrección -la prueba de que Dios aceptó el sacrificio del Señor Jesús- no habría base para el perdón de nuestros pecados.
No tendríamos ninguna esperanza después de la muerte. En vez de ser resucitados para la vida eterna en el cielo, todos estaríamos condenados al castigo eterno y a la separación de Dios.
Ver la horrible alternativa a menudo nos lleva a una mayor apreciación de la verdad. Podemos regocijarnos de que Cristo haya resucitado, nuestra fe es válida, la Biblia es verdadera, nuestros pecados son perdonados y nuestra esperanza de resurrección es segura.
Charles F. Stanley
Pastor, maestro y escrito