(Especial/ VyV).-
Las estadísticas no reflejan la espantosa realidad acerca de los delitos sexuales de los que son víctimas mujeres, niñas y niños en toda Venezuela. La razón por la que no lo hacen es porque existe una cultura de encubrimiento que responde a diversas razones: temor a las represalias, al señalamiento público y al desprestigio familiar, entre otras; eso conlleva a un incremento en los suicidios.
Las personas desconocen el peligro al que están expuestas, ya que en la mayoría de los casos el victimario es miembro de la familia, por lo que el conflicto se genera a nivel doméstico. Ante esto, las fuerzas del orden del Estado no cuentan con la tecnología ni la pericia para identificar los crímenes, por lo que, necesariamente, son las víctimas las que deben denunciar a sus agresores, cosa que muy pocas veces hacen, ya que la violación es la agresión más devastadora que puede ejercerse sobre una persona.
Sobre este tema se consultó a la psicóloga clínica Yanintza Aguilera de Yervez, quien prestó servicios por varios años en el Tribunal de Violencia contra la Mujer en el estado Nueva Esparta. De igual manera, Yanintza, es una creyente en Jesucristo.
De acuerdo a la psicóloga, los delitos sexuales no sólo irrumpen sobre la salud mental, física y espiritual de la víctima, sino sobre la salud pública, pues es la sociedad en su conjunto la que lamenta y siente el dolor de las víctimas de abuso sexual; la sociedad necesita saber a quién quiere aislar de su vida cotidiana para sentirse y estar segura.
En todo el mundo, la mayor parte de las personas desconoce lo que son los “delitos sexuales”, también las consecuencias de los mismos sobre sus víctimas; esto nos lleva al encubrimiento por parte de la misma familia y la sociedad en su conjunto o se evalúa la importancia del acontecimiento violento en su real magnitud.
Por otro lado, “la legislación es laxa con los delincuentes sexuales ya que las penas no van acorde al enorme daño que provocan a las víctimas. No existen peritos para la atención a las víctimas desde policías, fiscales, etc.”, dijo.
Dios condena el abuso sexual
Son tan fuertes los sentimientos de vergüenza y culpabilidad para estas mujeres que, a partir de la violación, muchas prefieren permanecer en silencio aun ante sus seres queridos más cercanos. Son hechos tan inmersos en la intimidad que humillan a todas las mujeres que se les ha inculcado que no hay que hablar de ello, que no es ‘decente’.
Sin embargo, la Biblia no guarda silencio alguno sobre los hombres que han ejercido este tipo de abuso enfermizo. Como cristianos “nuestros corazones sienten repugnancia al pensar que los hombres sean insensibles a los sentimientos de un ser humano creado a la imagen de Dios”. Las experiencias que producen estos hechos son múltiples y graves en secuelas físicas, psicológicas y espirituales que cambian la vida de las víctimas para siempre y, en casos extremos, pueden llegar a inhabilitarlas.
Al mismo tiempo, las consecuencias trascienden lo individual para invadir el espacio familiar así como el social, dejando huellas profundas del trauma vivido. Las más comunes secuelas psicológicas de la tortura son autoestima baja, percepción corpórea afectada, ansiedad, lagunas de memoria, desconfianza, depresiones y hasta posible suicidio.
El impacto de la violencia sexual confluye con los efectos del terror: el dolor, el silencio, la vergüenza, la desconfianza, la culpabilidad, el rechazo, la humillación y la desvalorización.
Dios ofrece al hombre el perdón misericordioso por medio de Jesucristo, pero es necesario reconocer la seriedad del pecado, arrepentirse y diligentemente combatir el mal a fuerza del bien.
Entre algunas de las recomendaciones que ofrece la psicóloga para humanamente ayudar a las víctimas, destaca que son los ciudadanos quienes “deben tomar conciencia de que si se continúa guardando silencio, si no se denuncia, se causa un mayor número de víctimas y la reincidencia de los delincuentes sexuales. Se deben crear leyes menos flexibles para los delitos sexuales y se debe crear instituciones especializadas para tratar a las víctimas de violencia sexual”.
En los colegios se debe aplicar programas de prevención con los estudiantes y con los padres, y como tales no encubrir, sino denunciar con miras a lograr la salud mental de los individuos y la salud pública, haciendo que la sociedad se sienta segura.
En Venezuela, existe una ley que sanciona estos delitos como lo es la Ley Orgánica Sobre El Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.◄
Yanintza establece que la prevención del abuso sexual, tiene su base en principios básicos orientados en el valor de la familia y de lo poderosa que ésta puede ser cuando es fundamentada en la roca sólida y eterna que es Jesucristo, por lo tanto es importante considerar lo que dice la Biblia: “Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca” (Mateo 7:21-25).
Entre sus recomendaciones señala: integración familiar, representada en la práctica de valores y vínculos familiares sólidos: “Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos” (Hechos 16:31); el respeto y autoridad, expresados a través de la disciplina con sabiduría y amor, “Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará” (Proverbios 22:6); el amor y comprensión hacia los demás, para evitar que ellos dejen crecer amargura en su corazón: “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios” (1ª Juan 4:7); la comunicación efectiva entre padres e hijos: “Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre” (Proverbios 6:20); y el conocimiento del entorno y las amistades de los(as) hijos(as), “El padre del justo experimenta gran regocijo; quien tiene un hijo sabio se solaza en él” (Proverbios 23:24).
Como recomendación final, la psicóloga concluye que “quien tenga problemas sexuales no debe confiar en sus propios recursos sino buscar ayuda espiritual para su recuperación. Al mismo tiempo, debe apartarse de ambientes en que pueda estar a solas con posibles víctimas. Si no reconoce el pecado y la necesidad de Dios, el pecado terminará arrastrándolo(a) al infierno. Por eso es urgente responder positivamente al llamado de Jesús”.[/quote]