(El Nacional – Verdad y Vida).-
La organización civil mexicana Seguridad, Justicia y Paz presentó su informe anual de las ciudades más violentas del mundo, donde se destaca que de las 10 ciudades urbes con más homicidios en el 2015, nueve son latinoamericanas, según reseñó el portal CNN en Español.
El estudio se basa en el número de muertes violentas en ciudades de más de 300.000 habitantes y el número de homicidios por cada 100.000 habitantes.
El ranking del 2015 lo lideró Caracas con 3.946 homicidios, lo que representa 119,87 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. «Representa un gran desafío determinar la incidencia real de los homicidios en este país (Venezuela), pues los gobernantes en lugar de transparencia y rendición de cuentas prefieren el ocultamiento o la propaganda, muchas veces basada en mentiras», reseñó el estudio.
Pero Venezuela no es el único país de la región con problemas de altos índices de homicidios: 41 de las 50 ciudades de este ranking están en América Latina. Las 10 ciudades con el mayor número de homicidios por cada 100.000 habitantes son: Caracas, Venezuela (119,87); San Pedro Sula, Honduras (111,03); San Salvador, El Salvador (108,54); Acapulco, México (104,73); Maturín, Venezuela (85,45); Distrito Central, Honduras (73,51); Valencia, Venezuela (72,31); Palmira, Colombia (70,88); Ciudad del Cabo, Sudáfrica (65,53); y Cali, Colombia (64,27).
Análisis ante la violencia
El psicólogo clínico experto en criminalística, Héctor Márquez, quiso explicar por qué «tenemos quizás, el país más violento del mundo y más delictual. Este gobierno tiene lo que se llama, desde el punto de vista victimológico, la ‘Teoría social de la victimología socialista’, es decir, este sistema o gobierno ha promulgado dos cosas durante estos años que han generado más inseguridad y delincuentes».
Explicó que lo primero que dice la teoría es que «el acto delictivo fuera de la norma es el resultado de las estructuras sociales; es decir, el que es antisocial o mala conducta lo es porque no ha tenido las oportunidades de estudiar, comer, o de vivir en una casa propiamente construida».
Agregó, que según esa teoría «la culpa es de los demás: Del gobierno, sistema, de los políticos corruptos y por lo tanto, el ser humano llega a ser lo que es gracias a estas estructuras, entonces si les ponemos misiones que les dan casas, comida, si les damos becas, entre otras cosas; si les hacemos fiestas en cualquier calle, entonces con eso es que vamos a combatir la delincuencia de manera efectiva y la gente va a ser buena y va a ser diferente, eso es un error. Esa teoría conduce a errores garrafales pero es lo que el sistema les ha dicho a ellos».
El segundo asunto que tiene que ver con esa teoría es «el mal uso de los llamados Derechos Humanos; significa que, el muchacho del barrio es un resentido, se convirtió en un malandro porque el policía no lo respeta, les violan sus derechos, nadie los respeta. Entonces el resultado de todo eso es que no se va a considerar imputable al sujeto sino una víctima del sistema, entonces, qué está haciendo este sistema político, lo que está diciendo es que por encima de la ley y por encima de la justicia están los derechos individuales».
Márquez aprovechó la oportunidad para hacer un llamado a la Iglesia Cristiana en Venezuela a unirse y «juntos» buscar las mejores alternativas para solventar la situación actual. No es solo cuestión de analizar lo que sucede psicológicamente, sino que no se puede dejar de lado el peso espiritual que la violencia desatada en Venezuela conlleva. El llamado es a orar y velar.◄