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Chris Hall: lo único que tenía era la presencia de Dios

(Agencias – Verdad y Vida).-

El piloto estadounidense Chris Hall recientemente había comprado una avioneta para realizar vuelos privados, una Beechcraft Bonanza. Eran las 7:00 de la mañana cuando Chris decidió hacer un vuelo de prueba para el Aeropuerto Regional de Brownwood en Texas, EE. UU.
Para él era un vuelo más, algo de rutina, pero en ese momento sintió un pequeño golpe en su asiento y escuchó el Espíritu Santo decirle: “Perdiste potencia”.
El piloto empujó el acelerador hacia adelante para darle más fuerza a la nave, pero nada sucedió, el motor no se movía. Chris intentó encender el motor, pero no prendía. Lo que no sabía era que la bomba de combustible también había fallado.
“Cuando vi que estaba por debajo de la línea del horizonte, supe que iba a caer, así que decidí dejar las cosas en manos de otro piloto [Dios] y le dije en voz alta: ‘aquí vamos’”, comentó Chris.
“Yo estaba preparado para el impacto, no para la explosión”, dijo Hall. El avión cayó al piso cerca de la pista de aterrizaje e inmediatamente explotó y se incendió.
Su amigo Floyd Dockum se encontraría con él en el aeropuerto para hacer otros vuelos de prueba y desde donde estaba estacionado su vehículo podía ver a la aeronave venir. “Estaba a menos de 500 pies del suelo y luego vi una bola de fuego enorme”, recordó Floyd. Comenzó a correr hacia el lugar del impacto mientras oraba y declaraba: “Chris no está muerto”.
Otro de sus amigos, Steven Stone, recordó cómo Hall salió a su encuentro. “Él caminó hacia nosotros, yo veía el milagro porque parecía que acababa de salir de las llamas”, dijo.
Mientras tanto, Chris estaba siendo trasladado al hospital más cercano para tratar sus heridas. “Recuerdo que veía mis manos y brazos y había piel colgando, derretida. Pensé que ya eso no me serviría para nada, así que me las quité y las dejé caer en el suelo”, dijo Hall. Su esposa Dot y su hijo salieron al hospital. “Nosotros estábamos orando para que ninguna arma forjada contra Chris prosperara, para que viviese, que su cuerpo fuese totalmente curado”, dijo la esposa.
Al ver a su esposo por primera vez, notó que “su cabeza estaba hinchada y quemada, se puso muy mal. Ver así a Chris fue muy difícil”, recordó. Pero a pesar del impacto y la explosión, Chris no tenía ningún hueso roto ni lesiones internas. La preocupación de la familia Hall se centraba en la cantidad de injertos de piel que necesitaría Chris para curar las quemaduras de segundo y tercer grado en más del 20 % de su cuerpo.
Dot recordó que los médicos me dijeron: “usted estará aquí por meses”. “Yo declaraba: ‘Dios es mayor que eso’. Salí al pasillo y le dije: ‘Señor, ¿qué dices tú de eso?’. Y escuché en mi corazón: ‘dos semanas’”, aseguró la mujer.
Inmediatamente, la familia, amigos cercanos y hermanos en la fe, oraron por la plena recuperación de Chris. “Nos decían muchas cosas negativas, pero nosotros no nos guiamos por eso, sino por las promesas de Dios para nuestras vidas”, explicó Dot a lo que el ya hoy recuperado Chris respalda con un: “las promesas de Dios son un sí y amén”.
La esposa descargó muchas de las canciones de adoración y alabanza favoritas de Chris y las dejaba sonar todo el día en la Unidad de Cuidados Intensivos, “solo quería crear un mejor ambiente en ese lugar, lo más alegre posible”, dijo. “Nosotros pusimos nuestras manos en Chris y declarábamos sanidad”, declaró la esposa, mientras que Chris recordó que “fue maravilloso tener gente de acuerdo en la oración. Yo estaba acostado y lo único que tenía era la presencia de Dios, nada más”.

Milagros

Además de haber sobrevivido inicialmente al impacto y el fuego, Chris y su familia recibieron otro milagro del Señor: después de tan solo dos semanas le dieron de alta a Chris. “Fue increíble para mí saber que Dios había escuchado mis oraciones”, aseguró Dot, y agregó “estoy muy agradecida con Dios por toda nuestra fe y por todo lo que hemos aprendido en 32 años de matrimonio”.
Otro de los milagros fue que le dijeron a Dot que su esposo estaría entubado y de brazos atados en la cama al menos por una semana, pero a los tres días, ya Chris estaba predicando el Evangelio desde su cama en el hospital.
Chris aseguró que “cuando damos cabida al miedo contaminamos nuestra fe”, por lo que él “alimenta su fe y deja pasar hambre a su miedo”.

Propósitos

Aunque la familia Hall haya pasado por esta gran prueba en sus vidas, Dios siempre obra para bien de quienes lo aman conforme a su propósito. En este caso, uno de ellos fue llevar la Palabra de Dios en el hospital. Una vez que Chris pudo hablar, comenzó a predicar y a darle esperanza, a través de Jesucristo, a las personas, no solo a otros enfermos, sino también a las enfermeras y personal médico.
Los Hall se congregan en la iglesia Vida Victoria y le sirven al Señor a través del ministerio Restaurando el fundamento (Restoring the foundations), donde lideran la red “Sanando la casa”, a través de la cual ayudan a las personas a alcanzar su máximo potencial en aquello para lo que el Señor los haya llamado.
Su pasión es ayudar a líderes a obtener la plenitud y la libertad en cada área de sus vidas a través de Cristo Jesús. Chris y Dot entienden que “la rapidez del líder determina la rapidez del equipo”, así como desean proveerles a los líderes y ministros cristianos, así como a empresarios y emprendedores una atmósfera de seguridad para que puedan sentirse confiados de compartir sus dolencias, hábitos o tropiezos. Ayudar a restaurar y a mantener líderes sanos espiritualmente es su labor pues esa es la clave para levantar y mantener ministerios y empresas sanas.◄

Chris Hall junto a los restos de la avioneta después del impacto y explosión

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