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Claves para una sexualidad saludable en el matrimonio

 

La sexualidad de pareja puede no funcionar por muchas razones, por tal motivo también muchas parejas se divorcian, La sexualidad es como un huerto al que hay que cuidar para que dé un buen fruto, esta es un área para poner en oración y a la que dedicar tiempo, comprensión y amor.
¿Qué entendemos por sexualidad?
En el mundo contemporáneo, la sexualidad esta resumida en el placer propio, ahora eso es lo que nos vende los medios y la sociedad en general, la sexualidad esta vista como una necesidad fisiológica, es un momento para pasarla bien, entre otras descripciones; sin embargo la palabra de Dios nos habla de la sexualidad como un acto de amor, es decir un acto de total entrega en donde el placer él es fruto del amor y no el fin de la relación. Entender esto es cambiar nuestra forma de pensar a cerca de nuestra pareja pues en este caso estamos al servicio de nuestra pareja y no al servicio de nuestras necesidades. Con esto queremos decir que la sexualidad también hace parte de los sentimientos o instintos sobre los cuales podemos tener dominio propio y debemos entender que el cuerpo es solamente el vehículo de la expresión de nuestros sentimientos.
¿Cuándo debería iniciar nuestra vida sexual?
Génesis 2:24, allí Dios describe el matrimonio como la unión entre el hombre y la mujer, es aquí donde inicia la sexualidad en la pareja, antes de este vínculo, sería denominado como fornicación, lo cual está establecido como pecado. En 1ª Corintios 7, habla acerca de que no todo las personas tienen el don del matrimonio, por ende, Pablo inicia hablando del celibato como primera opción. Sin embargo, para quienes el don del celibato no es dado, dice en el versículo 2, existirá la unión de un solo hombre con una sola mujer, ratificando génesis.
¿Qué sucede cuando tenemos relaciones sexuales?
Definitivamente Dios hizo las relaciones sexuales para el disfrute y deleite del ser humano (entiéndase hombre y mujer), ahora bien, es en este momento donde la pareja se vuelve una sola carne (Marcos 10:8); adicionalmente se protege de caer en pecado; es decir, que se santifican el uno al otro (1ª Corintios 7:5,14). Estas es una de las razones por las cuales Satanás ataca tanto los valores sexuales, para que quedemos descubiertos al pecado.

Responsabilidad conyugal
En la Biblia se habla en muchos apartados de la vida matrimonial, sin embargo estaremos centrados en los textos de 1ª Corintios 7 y Efesios 5:22-33.
Debemos entender que tanto el hombre como la mujer tenemos una concepción diferente de lo que es la responsabilidad conyugal, y como podemos ver en los versículos mencionados, ninguno de los dos se puede negar al otro, a menos que sea un tiempo convenido, la palabra nos invita a protegernos como pareja teniendo intimidad sexual.
¿Y qué, si mi pareja no está cumpliendo con su deber conyugal?, qué difícil pregunta; ahora bien, ¿se lo hemos manifestado a nuestra pareja?
El deber conyugal es parte fundamental de la construcción de nuestros hogares y hace referencia a como estamos satisfaciendo las necesidades de mi pareja, acordémonos que luego de casarnos ya no somos «dueños» de nosotros, sino que a partir de ese momento el esposo es «dueño» de la esposa y viceversa, entonces; ¿qué tanto conocemos de las necesidades de nuestra pareja?, si algo debemos aprender es que la mujer requiere sentirse amada durante todo el día, mientras que el hombre es más al grano, y es ahí cuando dos mundos chocan, como cumplir con nuestro deber conyugal cuando la mujer no se siente amada durante el día y el hombre llega a la noche a reclamar su deber conyugal. Los hombres deberán entender que el deber conyugal inicia desde la mañana hasta la noche, la mujer requiere ser atendida, sentirse amada, no solo durante la cama, aún más fuera de ella. Si alguien sabe cómo se debe amar es la mujer y es ahí donde el hombre debe aprender lo que es el amor. Ahora bien, si alguien sabe qué es el respeto es el hombre, así que las mujeres debemos aprender a respetar a los hombres, pues ahí también están cumpliendo el deber conyugal, pero cuando no estamos satisfaciendo a nuestra pareja definitivamente estamos en pecado y no olvidemos que cuando tenemos problemas, las oraciones del hombre son estorbo, y ¿quién quiere estar en pecado?
Si queremos cumplir con nuestro deber conyugal, y por ende, cumplir la Palabra de Dios, definitivamente debemos dialogar con nuestra pareja y con respeto cambiar para satisfacer a la pareja.

Milena Varón R. y Jaime Garzón B.
Articulistas
jaimegarzon.1@gmail.com

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