
Si un matrimonio necesita ser salvado, es porque llegó a un punto de deterioro avanzado o muy avanzado. Si un matrimonio necesita ser fortalecido es porque está debilitado. El deterioro de cualquier cosa es esencialmente consecuencia de la falta de cuidado. La relación matrimonial es muy sensible al deterioro si no se le da el cuidado que necesita.
Si tu matrimonio está debilitado se te presentan dos opciones: tomas la decisión de trabajar para fortalecerlo o no haces nada. Si no haces nada, tu matrimonio continuará deteriorándose y corre un alto riesgo de rompimiento con todas las consecuencias negativas que eso significa.
Si tomas la decisión de fortalecer tu relación, tienes que hacerlo con determinación y acción. Si intentas fortalecer tu relación a medias o tibiamente: no funcionará. Como todo en la vida si actúas mediocremente en el fortalecimiento de tu matrimonio, los resultados serán mediocres. Y como todo lo mediocre, nunca logrará su propósito.
Josué 1:8-9: «Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas».
Para restaurar y fortalecer tu matrimonio tienes que tomar la decisión de trabajar con excelencia, con determinación, decididos a lograr el objetivo de convertirse en un matrimonio saludable.
La primera determinación que un matrimonio en cualquier condición de debilidad debe tomar es: aprender cómo funciona realmente el matrimonio con el conocimiento del que lo diseñó y lo creó. Deben dejar sus propias creencias de cómo funciona un matrimonio exitoso, ni aceptar las creencias de neófitos o seudo-consejeros ignorantes. La Palabra de Dios es la única fuente de sabiduría para tener un matrimonio sano que cumpla el propósito para el que fue diseñado. Dios ha levantado maestros especializados en la interpretación correcta de su palabra en el tema de matrimonios y familia y es a estos a quienes se debe acudir para aprender los verdaderos principios matrimoniales.
La segunda determinaciones obedecer los principios bíblicos establecidos en la Biblia sin cuestionamientos ni condiciones. Es tomar la decisión de esforzarse por poner en práctica los principios bíblicos con fe y esperanza de que si Dios lo dice: así es.
La tercera determinación es: constancia y paciencia. Una vez que adquieres el conocimiento y decides trabajar con excelencia con ese conocimiento, debes ser constante y paciente para que el efecto de las nuevas acciones vayan cambiando los hábitos incorrectos en ti y en tu cónyuge. Los cambios generalmente no son inmediatos, requieren un poco de tiempo por cuanto hay un proceso de cambio en los sistemas de creencias que no es tan fácil cambiar. Pero si están determinados a hacerlo, lo lograrán con la ayuda de Dios.
Si tu cónyuge no lo hace o lo hace a medias, no te quejes y trabaja tú con toda determinación. Todo lo que siembres, eso cosecharás tarde o temprano. Por tu fidelidad a Dios, Él te dará la victoria.
No pierdas más tiempo. Toma la decisión hoy mismo de luchar por la restauración y el fortalecimiento de tu matrimonio. Apóyate en hombres y mujeres sabios de Dios y en materiales de base bíblica y profesional en el tema de matrimonios y familia. Y sé obediente, con excelencia, a las instrucciones.
¡Puede que no sea muy fácil, pero con tu determinación, lo lograrás!
¡Tu matrimonio y tu familia es el regalo más preciado que Dios te ha dado. Cuídalo!
Luis y Hannia Fernández
Pastores y consejeros
luisyhannia@libresparaamar.org