El pobre que avergüenza, ofende o roba al pobre es el hombre que tiene un comportamiento traicionero, sí, es traidor de la causa del pobre
“El hombre pobre y robador de los pobres es como lluvia torrencial que deja sin pan” (Proverbios 28:3).
Este proverbio me recuerda esas incómodas experiencias de cuando el pobre -rebuscándose- vende alimentos a precios elevados. Algunas explicaciones son del tipo “échale la culpa a…” ¿Es el pobre que roba al pobre, es el fruto de una circunstancia que saca lo peor de su interior o es la prueba de que “el hombre es el lobo del hombre”? ¿Quién es “el hombre pobre y robador de los pobres”?
Es valioso ver cómo algunas versiones traducen nuestro versículo. Una dice: “El gobernador que oprime a los pobres…” (NVI). Otra señala: “El perverso que oprime a los pobres…” (NC). Lo que tenemos aquí ―al parecer― es a un hombre que fue pobre pero ahora con una función o ―dicho de otra forma―, a uno que ostenta cierta autoridad pero que aún cabalga sobre su pobreza.
El pobre que avergüenza, ofende o roba al pobre es el hombre que tiene un comportamiento traicionero, sí, es traidor de la causa del pobre. Su comportamiento es exactamente lo contrario a la considerada amistad que se espera. El proverbista lo compara con una “lluvia torrencial” (bien conocida por los pobres) que arrasa con semilla y esperanza. Es una pena decirlo, pero un pobre en un cargo es capaz de oprimir con más saña e insensibilidad que aquel que nunca lo ha sido. Esta podría ser la razón por la que Proverbios 30:21-22 señala que la tierra se alborota cuando un siervo reina.
La lección está allí para que no se repita, igual que la verdad para que seamos el contraste de lo que es lo normal en el mundo. Tener lo que antes no teníamos puede sacar lo que antes no veíamos. Que sea lo mejor. Dios nos ayude.
Eduardo Padrón
Pastor, comunicador y escritor
edupadron@gmail.com