(Agencias/ VyV – NUEVA YORK).-
Darryl Strawberry es un reconocido pelotero de las grandes ligas, quien después de vivir en el «mundo» con muchos altos y bajos, conoció el amor de Dios y ahora se dedica junto a su esposa a predicar la Palabra de Dios.
Su infancia no fue muy grata puesto que Darryl y sus cuatros hermanos Mike, Ronnie, Regina y Michelle, siempre estaban atemorizados de lo que su padre, «Big Hank», pudiera hacerles. Big Hank sufría de ataques de ira y generalmente golpeaba a Darryl y a su hermano Ronnie al mismo tiempo que vociferaba insultos y le decía a sus hijos que nunca iban a ser alguien en la vida.
Tras un incidente en casa, Mike y Darryl decidieron enfrentar al padre abusivo y llamaron a la policía, quienes sacaron a Big Hank de la casa. Así fue como una madre se vio en la necesidad de criar a sus cinco hijos sin la ayuda del padre.
Darryl comenzó a jugar béisbol con la finalidad de borrar las cicatrices del abuso que su padre le hizo durante varios años. A pesar de su actitud rebelde, nadie podía negar el talento que Darryl tenía en el juego y fue seleccionado por los Mets de Nueva York en 1980 para jugar en las ligas menores.
Después de tres años fue llevado hasta las mayores. Tuvo una temporada de novato estelar y se ganó el Jugador del Año en 1983. También se casó con su primera esposa, Lisa. Pero la fama le afectó y comenzó a sentirse presionado. Comenzó a tomar medicamentos, bebidas alcohólicas y anfetaminas. «Finalmente me llene de cocaína, que era mi salida y mi escape. Cuando hacia eso, podía escapar lejos de todo y de todos», explica el expelotero.
A pesar de que en lo personal, Darryl se estaba desplomando, continuaba jugando y los Mets ganaron el campeonato de la Serie Mundial en 1986. En 1990, Darryl aceptó una oferta con los Dodgers de Los Ángeles, con quienes jugó tres temporadas. Fue allí cuando tuvo su primer contacto con el Señor al ser invitado por su esposa a una conferencia del evangelista Morris Cerullo.
«Ese fin de semana, todo lo que hice fue llorar cuando oí allí la predicación», comenta Darryl. «Ese fue el movimiento más notable que jamás había visto en mi vida. El poder de Dios me dio, y cuando me levanté, mi vientre era como un río», agregó.
Darryl, quien había sido suspendido de su equipo por su creciente adicción a las drogas y tras el fallecimiento de su madre y la separación de su esposa Lisa, decide entrar a rehabilitación. Después de finalizada la rehabilitación, Darryl retornó al béisbol como un desconocido de liga independiente. Pero al poco tiempo recibió una llamada del dueño y manager de los Yankees de Nueva York, George Steinbrenner, quien lo llevó de regreso a Nueva York. «Siempre le estaré agradecido», recalca.
Ya encaminado y con mejor actitud, Darryl se casó con su segunda esposa Charrise y también ayudó a su equipo a ganar el campeonato de la Serie Mundial en 1996 y 1998. De nuevo su vida parecía estar tomando forma en el campo, pero en casa, su adicción a las drogas habían reaparecido, lo que empezó a afectar su matrimonio. «Fue una relación diferente con Charisse que con Lisa. Las cosas habían cambiado un poco en mi vida, pero tuve ataques de ira y otras formas de abuso», comparte Strawberry.
Al final de la temporada 1998, Darryl fue diagnosticado con cáncer de colon.
Después de la cirugía y seis meses de quimioterapia, estaba de regreso en el campo de la próxima temporada y ayudó a los Yankees a ganar su tercer campeonato de la Serie Mundial.
Después de la temporada de 1999, su vida se tornó muy difícil y al ser arrestado por solicitar una red de prostitución y posesión de drogas, fue suspendido de la Liga y su esposa había buscado un mejor camino.
Durante los próximos cinco años, Darryl había perdido todo, su carrera, su esposa, y casi pierde su vida; pero como pudo se las arregló para ir a una convención de recuperación de las drogas, donde se conoció con Tracy.
Ella tenía su propia lucha con la adicción a las drogas. Ella dice: «Vi a un hombre que estaba muy roto, incluso físicamente. Pude ver en él que ni siquiera estaba libre de drogas todavía». Tracy y Darryl se hicieron buenos amigos. A pesar de que Darryl siguió luchando por ser un cristiano nacido de nuevo Tracy demostró ser un tutor para Darryl.
Tracy oraba en todo momento por la recuperación de Darryl, «dondequiera que él esté, cúbrelo», le pedía al Señor. Al mismo tiempo, Darryl también oraba por dirección a Dios y sabía que debía responder al llamado que le estaba haciendo.
Fue así, que el expelotero volvió a la iglesia y ambos reafirmaron su vida al Señor. En esta oportunidad fue para siempre. Tracy y Darryl se casaron en 2006. Junto con Tracy, crearon la Fundación Darryl Strawberry, que se dedica a los niños y adultos con autismo.
Ministerio Strawberry
Darryl y Tracy Strawberry tienen un gran corazón y actitud de servicio como hijos de Dios, con el firme deseo de ministrarle a personas que se encuentran sufriendo y que estén atados a adicciones que destruyen sus vidas y sus relaciones. Se dedican a viajar, juntos o individualmente, llevando mensajes de esperanza y fortaleza a diferentes grupos de personas en los Estados Unidos. Su mensaje se centra en cómo cambiar y llenar las vidas de poder a través del poder de Dios. Su misión es restaurar las vidas y las relaciones a través del poder de cambio en Cristo Jesús.
Su ministerio se basa en Romanos 12:2: «No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta» (NVI).
«Quiero ver al hombre admirable que, yo siempre supe que, tenía la capacidad de ser. Ya no jugando béisbol, sino ser el hombre extraordinario que Dios quiere que sea y que los demás ven hoy en día. Estoy muy orgulloso de lo que el Señor ha hecho por mí y para mí», dice Darryl. «Usted se convierte en una imagen de Dios para que el mundo pueda ver que eres diferente», concluye.
Strawberry fue quizá uno de los jugadores más electrizantes en la historia de las Grandes Ligas. A lo largo de su carrera de 17 años, hizo ocho apariciones consecutivas en el juego de las estrellas y consiguió con sus equipos cuatro campeonatos de Serie Mundial. Pero su mayor logro fue entregarse a Cristo, reconociendo que sólo Él, podía sacarlo del mundo de perdición donde se encontraba.
