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El cristiano y la oración

[quote font_style=»italic» bcolor=»#8224e3″]La oración es el hecho de hablar con Dios. La Biblia enseña que hay cinco tipos de oración: confesión, alabanza, gratitud, intercesión y petición[/quote] La oración debe ser la parte más maravillosa de la vida cristiana. Representa la oportunidad para compartir con Dios sus problemas, sus victorias y sus necesidades. A través de la oración usted puede conocer a Dios en una forma amena y personal. Dios desea la comunicación con sus hijos (Proverbios 15:8). El diablo, el enemigo de Dios, no quiere que el cristiano ore. Sin embargo, el cristiano que dedica tiempo a la oración es aquel que complace a Dios.

¿Qué es la oración?
La oración es el hecho de hablar con Dios. No es necesario una gran educación para orar. La oración no consiste en palabras grandes y elocuentes, sino de la sincera comunicación con Dios de nuestros pensamientos y sentimientos. La oración es el clamor del corazón del hombre al Señor. Es como un muchacho que llama a su padre, o como un siervo haciéndole una petición a su amo. Jeremías 33:3 declara: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.

¿Hay distintas clases de oraciones?
La Biblia enseña que hay cinco tipos de oraciones:
1. Confesión: La confesión es el reconocimiento y la declaración ante Dios de la culpa de su pecado. La Biblia declara inequívocamente que el pecado impide la comunicación del convertido con Dios (Salmo 66:18; Isaías 59:2). Por lo tanto, es sumamente importante que el cristiano confiese su pecado a Dios y restaure esa vía de comunicación. Dios ha prometido perdonar a todo aquel que esté dispuesto a confesarle su pecado y apartarse de él (Proverbios 28:13; 1ª Juan 1:9).
2. Alabanza: La alabanza a Dios es la declaración de nuestro reconocimiento de la persona de Dios. Por la alabanza, el cristiano proclama su reconocimiento de los atributos de Dios (Hebreos 13:15; 1ª Pedro 2:9).
3. Gratitud: La gratitud es la expresión de nuestro agradecimiento por lo que Dios hace. Dios manda al salvo en Cristo a dar “gracias en todo” (1ª Tesalonicenses 5:18). El rey David dijo: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza” (Salmos 100:4. Énfasis añadido).
Cuando alguien nos regala algo, la mejor forma de demostrarle que nos agrada su regalo, es decirle “gracias”. La oración es nuestra oportunidad de decirle “gracias” a Dios por sus bendiciones diarias de salud, alimento, ropa, perdón de nuestros pecados y todas las bendiciones espirituales.
4. Intercesión: La intercesión es la súplica a Dios por las necesidades de otros. La intercesión es una clase de oración muy importante, pues por ella el hecho hijo de Dios obra en beneficio de otros.  La intercesión puede abarcar una infinidad de temas, incluyendo la salvación de amigos o parientes y las necesidades físicas de otros (Mateo 5:44; Efesios 6:18).
5. Petición: La petición es aquel aspecto de la oración en el cual podemos hacer una súplica a Dios por nuestras necesidades personales.  Jesús dijo: “Pedid y se os dará” (Mateo 7:7). La Biblia también dice: “No tenéis, porque no pedís” (Santiago 4:2).
Cuando necesitamos alimento, ropa o casa para nuestra familia, dirección para una decisión o sanidad para nuestros cuerpos enfermos, entonces Dios nos dice que debemos poner nuestra petición ante Él.

¿A quién oramos?
Los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara cómo orar.  Cristo presentó el modelo de la oración con las palabras, “Padre nuestro que estás en los cielos” (Mateo 6:9). La oración deberá dirigirse a Dios el Padre. Debemos hacer nuestras oraciones directamente al Padre reconociendo que recibimos esta oportunidad solamente por los méritos de Jesucristo (Juan 16:23).

¿Con cuánta frecuencia debemos orar?
Daniel oró tres veces al día. Algunas veces Jesús oró durante toda la noche. La Biblia no nos da una regla a seguir en referencia al número de veces que debemos orar. Sin embargo, debemos orar dondequiera que tengamos una necesidad, o en todo momento que recibamos una bendición por la cual debemos estar agradecidos a Dios. Puede ser durante el día o durante la noche, no importa la hora. Muchos cristianos han encontrado que es bueno dedicar un tiempo especial a la oración cada día. Temprano en la mañana parece ser la mejor hora. La mente del hombre está fresca temprano por la mañana, antes de llenar su mente con las preocupaciones del día, él debe tener comunión con Dios. David dijo: “De mañana oirás mi voz” (Salmo 5:3).
La oración es la obra más grande del cristiano. Jesús nos enseñó la importancia de la oración por su propio ejemplo (Lucas 6:12). Los discípulos tuvieron vidas de mucha oración (Hechos 3:1).  Las Escrituras nos ordenan: “Orad sin cesar” (1ª Tesalonicenses 5:17).
Ahora hermano en Cristo, ¿dedica usted algún tiempo diariamente a la oración?, ¿le pide usted a Dios que supla sus necesidades?, ¿le da usted gracias a Dios por sus bendiciones? Recuerde que ésta es una parte muy importante del crecimiento espiritual.[quote bcolor=»#8224e3″]

Jesús y la oración

Cuando ores, no seas como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para que la gente los vea; de cierto les digo que con eso ya se han ganado su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
»Cuando ustedes oren, no sean repetitivos, como los paganos, que piensan que por hablar mucho serán escuchados.  No sean como ellos, porque su Padre ya sabe de lo que ustedes tienen necesidad, antes de que ustedes le pidan. Por eso, ustedes deben orar así:
“Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
No nos metas en tentación, sino líbranos del mal” [Porque tuyo es el reino, el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén].
Si ustedes perdonan a los otros sus ofensas, también su Padre celestial los perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los otros sus ofensas, tampoco el Padre de ustedes les perdonará sus ofensas. (Mateo 6:5-15)

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