
¿Puede ser clara y pura el agua si viene de un río contaminado? Por supuesto que no. Lo mismo sucede con nuestras palabras. Si maldecimos, mentimos o decimos cosas groseras, es porque Dios no tiene control completo de nuestra vida. El secreto de controlar nuestra lengua es tener nuestro corazón en paz con Dios.
David oró para que su hablar y sus pensamientos fueran agradables y aceptables la Dios.
El fuego no siempre es malo. El fuego nos puede dar calor, alumbrar, cocinar y quemar la basura. De una manera similar, las palabras no siempre son malas. También pueden ser herramientas para el bien. Hechos 26:25; Marcos 16:17; Salmo 119:172.
Sopla un viento nuevo.
David Guerra
Pastor