(Correo/ VyV – ROMA).-
El Sínodo de Obispos para la Nueva Evangelización destacó el pasado mes de octubre en el Vaticano el papel de la familia como «lugar natural» para difundir la Palabra de Dios e insistió en que esta institución debe ser sostenida por la iglesia, la política y la sociedad. En este sentido, los 262 prelados asistentes destacaron en su mensaje final el papel de la mujer, al ser la que tradicionalmente ha transmitido la fe, y lamentaron la proliferación de «situaciones familiares irregulares construidas sobre el fracaso de matrimonios anteriores».
A estas parejas que conviven sin el vínculo sacramental les recordaron «que el amor de Dios no abandona a nadie, que la iglesia los ama y que siguen siendo miembros de la Iglesia». Sin embargo, reiteraron que los divorciados vueltos a casar no pueden recibir la absolución sacramental ni la eucaristía.
El Sínodo de Obispos envió un mensaje de esperanza a los católicos y les exhortó a no ser pesimistas, no tener miedo, ser valientes y ver que la globalización y la secularización son oportunidades para presentar de nuevo a Jesús a los seres humanos, que tienen sed y nostalgia de Dios.
“Urge reavivar la fe”
Viendo el mundo actual, que «vive de espaldas a Dios, como si no existiera, los obispos recalcan que es «urgente» reavivar la fe. Y reconocen que la nueva evangelización tiene que comenzar por la misma iglesia, que ha de reconocer sus pecados. «Conscientes de que el Señor es la guía de la historia y el mal no tendrá la última palabra, invitamos a los cristianos a vencer el miedo con la fe y a mirar el mundo con sereno coraje porque, aunque está lleno de contradicciones y retos, sigue siendo el mundo que Dios ama», indicaron.
Los prelados animan a los católicos a no sentirse «atemorizados» por la situación del mundo y a considerar que la globalización, la secularización que avanza sobre todo en Occidente y los nuevos escenarios creados por las migraciones, incluso con las dificultades y sufrimientos que conllevan, «deben ser oportunidad de evangelización».
Los divorciados católico son rechazados
El drama de aquellos católicos que han fracasado durante su matrimonio y vueltos a casar sigue; son víctimas de un sistema religioso salido del Vaticano que les trata hipócritamente, porque al decir que «los divorciados vueltos a casar no pueden recibir la absolución sacramental ni la eucaristía», es prácticamente como dejarles dentro de esa religión pero negarles los beneficios de la misma.
Por eso el gran éxodo de católicos divorciados a la Iglesia del Señor, pues quien viene a Cristo en arrepentimiento y de corazón Él «no le echa fuera», según aseguran los evangelios. Quienes dicen leer y usar la Palabra de Dios contenida en la Biblia jamás podrán despreciar a ninguna persona que haya pecado; la gracia de Cristo cubre cualquier pecado, sin importar su tamaño, sea un vil asesinato o un divorcio.
En todo caso no son los hombres (sacerdotes) los que absuelven pecados, sino Jesucristo mismo y pasa eso no necesita la intermediación de ningún hombre esté vivo o lo hayan hecho «santo» y motivo de idolatría. Tampoco la eucaristía romana tiene validez alguna pues su esencia dogmática es anti bíblica totalmente; sólo vale celebrar la Cena del Señor, y para ello «la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado» y nos califica para tomarla.
¿Nueva evangelización?
Con respecto al tema de la evangelización, eso es tan viejo como la Iglesia misma, desde que nació el día de Pentecostés, la Iglesia siempre ha tenido el llamado de llevar las Buenas Nuevas y reconciliar a los hombres con Dios por medio de Jesucristo; así que cuando los obispos católicos afirman que «la nueva evangelización tiene que comenzar por la misma iglesia», están en lo cierto, porque nadie más lejano de la evangelización bíblica que los propios católicos y sus jerarcas religiosos a la cabeza.
Para Roma la evangelización es una tradición con la que se nace, pues al bautizar a los bebés ya «los hacen cristianos», cuando el ser cristiano es una decisión propia de cada ser humano, pues va antecedida de un genuino arrepentimiento y una real conversión a Jesucristo. Entonces, desde el Papa hacia abajo deben volver a ser evangelizados a la luz de la Biblia, arrepentirse de su religiosidad idolátrica y convertirse a Cristo; de lo contrario, y el mismo Jesús es bien claro al respecto: «Deben nacer de nuevo» (Juan 3).