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En contacto con Dios: ¿Sabes lo que significa nacer de nuevo?

Aún recuerdo aquel glorioso día domingo cuando Dios me llamó a servirle como predicador e inesperadamente me concedió un milagro que yo desconocía: «nacer de nuevo».Aquella noche, cuando salí de la iglesia y entré en el carro de mi mamá con las intenciones de siempre colocar música rock a buen volumen, para ir oyendo mis bandas favoritas en el camino de regreso a casa, sucedió que al encender el reproductor y colocar el mismo concierto que había estado oyendo de camino a la iglesia, inexplicablemente no se escuchaba bien, por alguna razón que en ese momento no entendía, aquella música que tanto amaba ahora me rechillaba en los oídos al punto que llegué a pensar que las cornetas del carro se habían dañado y por eso se escuchaba así, como una emisora de radio mal sintonizada.Ciertamente, no entendí lo que me había sucedido cuando decidí pasar al frente y decirle públicamente al Señor que deseaba servirle como predicador. Para ese entonces no sabía lo que significaba y todo lo que implicaba el milagro de nacer de nuevo. Los siguientes días en casa, cuando quise gritarle a mis hermanas como siempre hacía, me sentí redargüido internamente, mi naturaleza pecaminosa quería imponerse en mi conducta diaria pero la naturaleza de Dios que había sido implantada en mí por la palabra y el Espíritu Santo, no lo permitía tan fácilmente, antes me hacía rechazar comportamientos y actitudes indecorosas, groseras y violentas que había practicado y amado por muchos años.Nadie puede saber lo que significa nacer de nuevo hasta que lo vive o experimenta, pues el hecho de sentir un rechazo involuntario por actitudes, distracciones, vicios y comportamientos que has practicado y amado durante años, no es algo que nadie pueda decidir o experimentar humanamente. En nuestra voluntad humana, quizás podamos decidir con mucha determinación y gran esfuerzo dejar de hacer algo por conservar nuestra salud, nuestra paz o bienestar; pero el milagro de nacer de nuevo va mucho más allá de eso, pues, no se trata de algo que tu determines o decidas voluntariamente, se trata de que Dios en su sola potestad, al injertar su naturaleza divina en ti, te hace rechazar involuntariamente cosas que has practicado y amado durante años, pero que Él sabe que te hacen daño; y ese sentir de rechazo o aborrecimiento hacia esas cosas que te dañan, no viene de ti, ni obedece a ningún análisis, decisión o determinación de tu parte, sino a la acción poderosa de la naturaleza divina que a partir del milagro del nuevo nacimiento, hace vida y actúa misteriosamente dentro de ti, desde tu espíritu, afectando positivamente tu conciencia y voluntad para santificarte y purificarte de manera que llegues a ser un(a) hijo(a) de Dios sin manchas (pecados) ni arrugas (errores) para gloria y honra del Señor Jesús, nuestro Salvador.Hace unos días, mi segunda hija Shekinah, me recordó aquel poderoso milagro que les estoy compartiendo acerca de mi conversión al Señor, pues, Dios en respuesta a innumerables oraciones le concedió el milagro de nacer de nuevo. Sé que por desconocimiento, algunos pudieran pensar que los hijos de ministros o padres cristianos, por el hecho de haber sido concebidos en una relación santa, instruidos en los caminos del Señor desde pequeños, o por estar involucrados y activos en diferentes actividades en la iglesia, ya son salvos y no necesitan nacer de nuevo; pero permítanme decirles que eso no es así. Todos los que nacemos en este mundo producto de la relación entre un hombre y una mujer somos pecadores por naturaleza, aunque nuestros padres sean ministros activos de Jesucristo; por tanto, todos necesitamos nacer de nuevo para ser salvos y entrar en el reino de los cielos.De mis tres hijos, Daniela, Shekinah e Isaac; de 19, 17 y 16 años respectivamente; a Shekinah Dios le concedió el milagro de nacer de nuevo el miércoles 27 de septiembre del 2017, razón por la cual me siento inmensamente agradecido de Dios y profundamente feliz. Ahora bien, sabe usted ¿qué fue lo que sucedió en Shekinah como muestra y resultado de su nuevo nacimiento?, que a pesar de que por mucho tiempo se había mantenido en una actitud de muy poco compartir con su familia, prefiriendo antes estar conectada a las redes sociales chateando con sus amistades, al punto que según ella, descargaba la batería de su Tablet o celular en pocas horas debido a su alta actividad en las redes sociales, así como deseando asistir a fiestas de continuo; que una vez que Dios implantó en ella su naturaleza divina a través de la palabra y su Santo Espíritu en el milagro del nuevo nacimiento; inmediata y automáticamente dejó de sentir aquel incontrolable deseo y afán por conectarse a las redes sociales para chatear con sus viejas amistades así como de asistir a fiestas.Las malas palabras que a pesar de su crianza en los caminos del Señor había aprendido a pronunciar con frecuencia como resultado de su relación cercana con personas no cristianas, inexplicablemente perdió todo apetito por pronunciarlas. Su auto motivación por asistir a fiestas o rumbas como ellos le llaman, desapareció de manera involuntaria; y así, muchos otros cambios maravillosos, impresionantes e impactantes que Dios trajo a la vida de mi hija como resultado de haber sido librada de la potestad de las tinieblas, y trasladada al reino de nuestro amado Señor Jesucristo (Colosense 1:13), en el milagro descrito por Jesús como: «nacer de nuevo».No quisiera despedirme sin antes decirles que, aunque nuestros hijos hayan sido concebidos en una relación santa, se hayan criado en un hogar cristiano y estén participando en muchas actividades en la iglesia, indefectiblemente ellos necesitan nacer de nuevo. Sin experimentar ese gran milagro, no estarán listos para ver y entrar en el reino de Dios, como bien lo dijo nuestro Señor Jesús: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios; y el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios» (Juan 3:3,5).

Domingo Arana
Evangelista y músico
domingoarana@hotmail.com

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