(Mundo Cristiano – Verdad y Vida).-
En Argentina, la violencia contra las mujeres va en aumento. Entre el 2016 y el 2017 hubo un promedio diario de casi 50 personas que fueron víctimas de algún delito contra la integridad sexual. Pero, en medio de tanta estadística, una organización está ayudando a un importante número de mujeres a salir adelante tras vivir toda una pesadilla.
Se trata de la Fundación Elegí Sonreír, que está enfocada en impactar de forma positiva a la comunidad mediante la implementación de buenos valores y de reivindicar valores tergiversados y/o perdidos. También busca proveer atención, cuidado y enseñanza integral para y acerca de niños y adolescentes en situación de riesgo y de vulnerabilidad como lo son las adicciones, abuso, violación, violencia, maltrato o situaciones de abandono, y así ofrecer la oportunidad de cambiar vidas en una forma positiva.
Abuso y trata de personas
Muchas jovencitas han sido restauradas por el amor de Dios y el trabajo de esta fundación, pero sus historias están llenas de momentos difíciles y dolorosos. Veamos el pasado de algunas de ellas: “Un día mi mamá llegó con un hombre diciéndome que era mi papá. Vi que le entregaron un dinero a mi mamá y me dije: ‘bueno le dieron plata para que mi mamá se mantenga’, dijo María. La verdad era que “mi mamá, cuando yo era chiquita, me vendió y me tuve que ir con ese señor, mi supuesto papá”, recordó.
“Mi mamá era prostituta, se acostaba con muchos hombres. Tengo muchos hermanos de distintos padres. Mi mamá murió cuando yo tenía dos años”, comentó Daniela.
Celeste confesó que “vivía con mi mamá y mi padrastro. Recibí abuso durante cinco años. Yo empecé a tomar drogas cuando cumplí ocho años de edad porque mi mamá me las daba para que este hombre me abusara”.
“Mi mamá incluso era prostituta… Se drogaba un montón, llegaba a mi casa y nos golpeaba. Cuando viví con mi papá también llevé una vida desordenada, pasé por violación por parte de él y después por parte de mi abuelo”, comentó Guadalupe.
Un ministerio de restauración
Lali Gómez, fundadora de Elegí Sonreír profundizó sobre el inicio de esta esta organización.
“Comenzó en mi casa. Tuve cinco chicas viviendo en casa y de repente entendimos que podíamos hacer un poquito más. Entonces, comenzamos con un grupo de amigos a pensar en la posibilidad de ayudar a aquellos que tenían una problemática. En este momento tenemos 20 niños, 17 mujeres y tres varones”, comentó.
Pero la labor de esta mujer y de un equipo de trabajo, nació de su testimonio personal. “Atravesé 10 años de abuso sexual, sé lo que se vive, lo que se siente, sé lo que es la soledad en esa situación. Pero hoy estoy parada en otro lugar, parada en un Dios que transformó mi vida y en un Dios que me dice que sí se puede, se puede ayudar a otros”, confesó Lali.
Nueva vida en Cristo Jesús
Las jovencitas aún recuerdan el momento en que llegaron a la Fundación. “Ese día justo yo estaba toda lastimada porque yo le conté a la señora, a la esposa de él, lo que él me hacía. Entonces, me desnudó y me cortó por todo el cuerpo. Llamaron a la policía y ahí me vinieron a buscar”, dijo María sobre el día en que fue rescatada.
“Estando en el tren me dormí y me encontró el jefe de los que manejan arriba del tren y bajé con la policía. Ahí fue cuando me dijeron que tenía que venir a un hogar”, recordó Celeste. “Llegué acá y conocí a Dios verdaderamente y le pedí que quería que mi vida fuera cambiada”.
“Cuando hicieron la denuncia vine para este hogar. Acá me enseñaron a poder relacionarme bien con las personas, a poder hablar, a poder explicar cómo me estaba sintiendo, me empezaron a abrazar”, indicó Guadalupe. “Incluso Lali me enseñó a perdonar, a amar, a respetar al otro” a través de la Palabra de Dios, agregó.
“Pasé por dos hogares más, llegué a este y realmente conocí a Dios ahí”, precisa Daniela.
Ellas se aferran a las Sagradas Escrituras para cambiar su vida, dejar atrás el pasado y continuar en búsqueda de un futuro dentro de los propósitos del Señor para cada una de ellas.
Alguien en quien confiar
Además del Señor, las jovencitas, mujeres y niños que viven en la Fundación, han conseguido en Lali no solo a la directora de este hogar, sino que también en alguien en quien confiar, que consideran familia.
“Lo que me mueve, lo que me lleva, es decir: ‘Hay una posibilidad, hay un Dios que puede cambiar esta historia, cambiar esta vida y si lo hizo conmigo lo puede hacer con cualquier otra’. Entonces, llevar este amor de Dios y mostrárselo con hechos concretos como es acompañarles, estar en lo cotidiano. Se puede ayudar a otros y no desde la victimización, sino del decir, ‘sobreviví a esto, porque Dios tiene un propósito para mi vida. Pero hoy puedo decir que eso pasó y que mi vida es totalmente diferente’”, concluyó Lali.
El mundo de hoy puede estar lleno de personas que hacen daño. Pero, mientras haya más personas como Lali dispuestas a dar del amor de Dios, sin duda, será un lugar mejor.
Dice la Palabra de Dios: “De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo! Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a través de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación” (2ª Corintios 5:17-18), una porción de la Biblia que la Fundación Elegí Sonreír, sus empleados y también quienes allí viven han creído y se han apropiado de ella, pues ahora viven en la esperanza de quien los rescató y los llamó.
Lali Gómez está casada con Ale Gómez y ambos son pastores de la Iglesia La Cruz en Argentina.◄
