(Protestante Digital/ VyV).-
En un estudio publicado en Scientific Reports científicos de la Universidad de Northwestern, EE. UU, mostraron cómo han captado por primera vez el destello de luz que se produce cuando un espermatozoide humano entra en contacto con un óvulo.
El equipo de la universidad pudo observar por primera vez este fenómeno en la fecundación de ratones en 2011. Gracias a un sensor fluorescente, se pudo captar en directo en el mismo momento que se origina el fogonazo.
Este fenómeno es debido a que en el proceso de la fecundación hay «chispas» de zinc que liberan. Estas chispas de zinc se inician ya desde el primer contacto entre el espermatozoide y el óvulo, un fenómeno luminiscente que puede durar hasta dos horas después del inicio de la fecundación. «Cuando el zinc se dispara en el óvulo, forma pequeñas moléculas que emiten una luz fluorescente que puede ser captada por las cámaras del microscopio», explicó la científica Sarah Knapton. Estos «fuegos artificiales» determinan la calidad del óvulo para la concepción.
Principio de la creación
El término «dar a luz» para muchos, es llamado de tal forma desde el principio de todo. Muchos suponen que se debe a que el bebé en el vientre de su madre, vive en un lugar oscuro y al salir, se le ha llevado a la luz. Lo cierto es que la luz es el principio de la actividad creadora de Dios, y cada persona que nace es creación del Señor. Dice en Génesis 1:3-5, «Y dijo Dios: ‘¡Que haya luz!’ Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas; a la luz, Dios la llamó ‘Día’, y a las tinieblas las llamó ‘Noche’. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día primero». El mismo Dios le dijo a Eva que por haber comido del fruto del árbol prohibido, que «con dolor darás a luz a tus hijos» (Génesis 3:16, énfasis añadido), por lo que Él mismo ya había determinado este nombre al hecho de traer un niño al mundo.
La luz supone vida mientras que las tinieblas u oscuridad suponen la muerte, por lo tanto este destello del que hablan los científicos, solo avala lo que ya el Señor había hablado y ha enseñado desde la fundación del mundo.
Con el sacrificio de Jesús, Él vino a traer su luz al mundo (Juan 1:5,8), Él mismo es la luz (Juan 8:12, 12:35,46), para que todo aquel que en Él cree no se pierda en la oscuridad y tenga vida eterna, Jesucristo vino para sacar a los hombres de las tinieblas y trasladarlos a un reino de luz, su luz admirable (1ª Pedro 2:9).◄