(Aciera/ VyV).-
Después de meses de intenso debate legislativo y luego de haber escuchado a cientos de expositores, el Senado de la Nación se ha manifestado en contra de la media sanción de la Cámara de Diputados del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. La Iglesia de Cristo en la nación jugó un papel importante, pues a través de la oración y de las diferentes y multitudinarias manifestaciones públicas en contra del aborto, el Senado falló a favor de la vida.
Desde la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (Aciera), “felicitamos a los senadores y senadoras que han honrado la dignidad de la vida del niño/a por nacer y han decidido conforme a nuestras leyes fundamentales, y con su voto han rechazado el proyecto de ley”, dice un comunicado.
También “manifestamos oportunamente nuestra oposición al proyecto, pero entendemos que no hay nada que celebrar. El drama de mujeres con embarazos no buscados, sea por la razón que fuere, y las consecuencias físicas y emocionales que esto pudiera tener, es una realidad que nos apela y que no podemos ni debemos ignorar. Conscientes de que el aborto no es la solución, apelamos a la sociedad en general, pero en particular a quienes se oponen al aborto, a redoblar los esfuerzos para encontrar caminos de vida para enfrentar tanto dolor. Necesitamos una mirada de amor y comprensión hacia la mujer en un estado de tanta vulnerabilidad. Debemos comprometernos a ayudar, acompañar y contener a quienes enfrentan la realidad de un embarazo no buscado”.
Continúa el mensaje “solicitamos al Estado que seria y responsablemente articule políticas públicas de prevención, anticoncepción y salud reproductiva. Que se creen instancias de contención y acompañamiento de las mujeres cuyos embarazos no han sido buscados y que se avance en una legislación de adopción que permita de forma sencilla, rápida y segura la adopción del niño por nacer, de tal manera que sea una opción a la maternidad de quien no deseara o pudiera ejercerla”.
Concluyó Aciera, “como pueblo evangélico y conforme al Preámbulo de nuestra Carta Magna, invocamos a Dios, fuente de toda razón y justicia, para que nos guíe y ayude a que como argentinos encontremos caminos de vida plena para el bien de todos los habitantes de nuestra amada Nación”.◄