Ninguna palabra corrompida debe salir por nuestra boca. No solamente las groserías son maldiciones; también jurar en vano

“Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede” (Mateo 5:36-37. RVR60).
“¡Lo juro por mi madre santa! Esta expresión que se dice como cualquier otra, es un mal proceder. Muchos la dicen por costumbre; y, por ende, para que no quede la menor duda a lo que se afirma en el momento del discurso.
No hace falta jurar en vano, es un sinsentido, Dios es el único que puede realizarlo; la palabra dice: “Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo” (Hebreos 6:13. RVR60).
Ahora, pues, imagínese aquellos que dicen: “Por Dios santo y mi madre”. Ninguna palabra corrompida debe salir por nuestra boca. No solamente las groserías son maldiciones; también jurar en vano.
La palabra hebrea “shaba” (#7650, Strong) significa: jurar, juró, jurado, juré, a siete uno mismo. ¿Has hecho la señal de la cruz con tus dedos, y luego la has besado al decir: “¡Lo juro por mi madre santa!”? Pronunciar estas palabras es conjurarse a sí mismo; es un autogol a la vida. Nadie se confabula con quien usa el nombre de Dios en vano; es la persona que, al abrir su boca en vano maldice sus días.
Es innecesaria tal expresión. Quienes juran para afirmar una mentira, están yendo a un cadalso donde les esperan diversos verdugos espirituales. Por cierto, los seres que juran y perjuran por ignorancia dan oportunidades para que los demonios asignados los perturben, enfermen o maten.
“Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno” (Mateo 5:37. NVI). Es mejor ser diáfanos al decir las cosas y no buscar forzarlas con juramentos vanos que no se cumplirán. Así que, nunca más digas: “¡Lo juro por Dios y mi madre santa!”.
Harold Paredes Olivo
Pastor, comunicador y autor
haroldwjparedes@gmail.com