
Mitígame del plástico maldito
que inunda mi vida bendita,
ruego a Dios, y a ti por mi sanidad,
suplico para que las botellas
no estén en mi profundidad;
a la cárcel los bandidos con trabajo social,
yo pido por los amigos que me quieran ayudar.
Mitígame rápido o lentamente;
pero, hazlo ya, la vaharada del pescado
penetra infectando a los hogares golpeados,
trae a gente que pueda salvarme
de la acción de los tarambanas de turno,
aquellos que deterioran al mundo
y profetizan el exterminio de pueblos.
Mitígame, porque quiero estar cerca,
muy cerca de ti, no quiero morir infectada,
acaríciame con hechos, y no solo con tu mirada;
estoy muy triste, y tú, ignorando mis lágrimas.
Mitígame de la pesca indiscriminada,
rescátame de los derrames de petróleo,
de los que tienen minas y sus socios.
¿Dónde estarán mis hijos surfistas?,
¿dónde están los pescadores responsables?,
¿a quiénes defienden los amantes de las leyes?,
¿quién tendrá la mordacidad relevante?
Un zascandil tiene anodina existencia,
un valiente salva ríos, mares y su tierra;
soy el agua que clama por mitigación completa.
Harold Paredes Olivo
Pastor, comunicador y autor
haroldwjparedes@gmail.com