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Naranjas sanas para un buen jugo

Recientemente participé de un intercambio de ideas en Facebook, donde se hablaba de la frase que muchas personas dicen: “Ando en busca de mi media naranja”, queriendo decir con esto que están buscando una pareja. Una persona que anda buscando pareja ha de tener ciertas cualidades en mente, que le ayuden en esa búsqueda y le permitan seleccionar de la mejor y más sabia manera.
¿Cuáles?

Una naranja completa

¿Quién de nosotros va al mercado a comprar media naranja? Es de imaginar que nadie. Nadie va al puesto de venta y dice al vendedor: “Por favor, véndame media naranja. Deme solo la parte dulce, o la parte que no tiene semillas”. ¡Eso no puede ser!
Uno debe ser una naranja completa que busca a otra naranja completa. Como persona se debe estar completo, ser feliz y estar realizado para llegar a estar al lado de otra persona completa. Uno debe estar sano en las emociones, en la mente, en las relaciones con los demás y con uno mismo, para estar en condiciones de dar lo mejor de uno mismo a aquella persona con la que se desea compartir.

¿Una naranja herida?

El gran problema es que, como individuos, difícilmente estemos sanos en lo íntimo de nuestro ser. Muchos hemos sido heridos en nuestras emociones desde chicos, y no hemos dejado que Dios nos sane. Hemos sido heridos en nuestras relaciones con otras personas, incluso nuestros padres, y a menudo caminamos por la vida tratando de vivir con algo que no se corrigió en el momento adecuado.
Entonces se comete el error en la elección de la pareja. En lugar de buscar una persona completa que disfrute de la vida en nuestra compañía, buscamos al “padre” o la “madre” que nos cuide, que nos haga sentir seguros y admirados. Algunas personas que han tenido una experiencia dolorosa en una relación de pareja anterior, inconscientemente buscan a otra persona con la cual poder desquitarse.
Tratando de “sacar un clavo con otro clavo”, nuevamente sufren el dolor, pero ahora otra persona más ha sido lastimada.
Entonces, antes de ir en busca de la otra naranja, hay que realizar un auto-examen para ver cómo estamos nosotros y qué clase de naranja somos ahora. Cuando hayamos sido sanados nosotros mismos, entonces estaremos en condiciones de buscar la otra naranja, fijándonos bien que ella también esté “completa”. En otras palabras, que esa persona también esté sana interiormente, que tenga su fundamento en Dios.

Buscando una naranja en el naranjal

La Palabra de Dios nos advierte a no “unirnos en yugo desigual” (2ª Corintios 6:14). Usando nuestra metáfora, diríamos: “No busques naranjas de otro naranjal”. La sabiduría de Dios nos indica que cuando nos unimos con personas que no comparten nuestros ideales, principios, creencias y estilo de vida, eso complicará nuestra existencia.
Cuando estés en la búsqueda de la otra naranja, ten cuidado de que ella comparta las mismas características que tú. Cuando tengas que hacer el jugo, éste será sabroso y podrás disfrutar de la vida de una manera dulce y agradable.
revistalafuente.com

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