(Verdad y Vida – REDACCIÓN).-
Rodney Hart creció en una familia típica donde ambos padres trabajaban para mantener a su familia. De niño siempre fue activo en los deportes y en las actividades que se propusiera. Jugaba con sus amigos y asistía al colegio como cualquier niño.
A la edad de 11 años, un amiguito le hizo saber –despectivamente- que su nacimiento no había sido planeado por sus padres. Un ‘accidente’ lo llamó y desde ese momento, la vida de Hart fue de mal en peor porque sólo pensaba «mis padres habían querido tener a mis hermanos y hermanas, pero no a mí», explicó.
Comenzó a beber alcohol, probando unos pequeños tragos del vaso de su papá para luego convertirse en un alcohólico siendo tan sólo un adolescente. La depresión por sentirse excluido de su familia y el inicio de lo que se convertiría en alcoholismo, lo tornaron en un niño agresivo que le gustaba meterse en problemas y pelear con los demás.
A sus 11 años de edad, la bebida comenzaba a no ser suficiente, y fue así como conoció el mundo de perdición de las drogas. Su mente estaba completamente llena de pensamientos destructivos hacia sí mismo y hacia los demás. Con tan sólo 14 años, Rodney ya consumía drogas y alcohol todos los días.
Rodney Hart comenzó a ir en picada, comenzó a robar dinero para comprar más sustancias ilícitas, robó un carro en una oportunidad, comenzó a haber en él cierta arrogancia y sentimiento de superioridad, de rebeldía, era invencible y el ejemplo de chico malo que todos los jóvenes querían seguir.
Vivió en las calles, estuvo preso, comenzó a vender drogas, a destruir lugares, a irrumpir en casas privadas sólo por destrucción y diversión, hasta que terminó viviendo en las calles, sin comida, cobijo, familia y aparentemente, sin esperanza.
Después de una segunda oportunidad en la cárcel, su hermano lo sacó bajo fianza, y lo llevó directamente a una cita con un psiquiatra, pues para su familia la condición de Rodney era totalmente mental, una enfermedad.
El joven asistió a la sesión y el doctor dictaminó que era urgente e inmediata su reclusión en un centro. Recomendó terapia de shock para controlar su estado mental, pero su madre se resistía ante tal tratamiento.
Rodney ingresó luego en un hospital psiquiátrico donde, a pesar de haber soportado su estadía, aún consumía drogas todos los días. No fue hasta que su hermano lo llevó al centro de Teen Challenge en Brockton, Massachusetts, EE.UU que Rodney tuvo el cambio que tanto necesitaba. «Mi hermano mayor, Glenn, me llevó a Teen Challenge y me dijo: 25 programas para adicción a las drogas no te aceptaron por tu expediente, ¡no desperdicies está oportunidad!», recordó Hart.
Dios todo lo puede
Para este joven de apenas 18 años, su vida no tenía esperanza de mejorar y de un futuro próspero, pero Dios, en su soberanía, puede transformar la vida de cualquier persona. Así lo dice el Señor en Su Palabra, «… Dios eligió lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo, para avergonzar a lo fuerte. También Dios escogió lo vil del mundo y lo menospreciado, y lo que no es, para deshacer lo que es…», (1ª Corintios 1:27-28, RVC).
Rodney comenzó su recuperación en Teen Challenge, organización que se dedica a la rehabilitación de personas con problemas de adicción enseñando principios bíblicos y a través del poder del Señor, comprendió que sólo Dios traería solución a su vida y a sus problemas de adicción. Estando en el programa, comenzó a preguntarle a Dios sobre su futuro, qué haría para servirle y fue allí cuando la revelación de su ministerio vino a él: Daría testimonio de su transformación para evangelizar a las personas.
Así fue como el pastor Rodney Hart supo que sin Dios nada puede hacer, conoció lo que era ser libre de sus pecados y conductas destructivas. Se casó, tuvo 3 hijos y se ha dedicado desde hace 38 años al ministerio.
Debido a su dedicación y en un viaje misionero, Hart visitó la cárcel Tacumbú en Paraguay, donde plantó una obra y actualmente opera un centro de rehabilitación Teen Challenge para los presos, como parte de un programa de reinserción a la sociedad.
Rodney Hart, hoy por hoy, es el presidente de esa misma organización que le abrió las puertas hace 38 años. Gracias a Teen Challenge, Hart y miles de personas más han sido restauradas por la mano de Dios a través de este ministerio.
Rodney Hart, también es el presidente de Teen Challenge en Puerto Rico, forma parte de la Junta Directiva de Teen Challenge Global y se mantiene aun predicando y llevando su testimonio a más lugares cada día y todos los días para gloria de Dios.
Hart agradece a Bob y Susie Buescher, los directores de Teen Challenge, por haberlo aceptado en el programa, mientras que otros 25 lugares lo rechazaron. Una pequeña oración llevó al pastor a ser la persona que es hoy: «Jesús, déjame saber que eres real. Amén».
De ser un ‘accidente’ pasó a servirle al Señor internacionalmente y a impactar las vidas de muchas personas con su testimonio. De ser un problema se convirtió en solución en las manos de Cristo.
Para conocer más de su ministerio y de su organización puede visitar su página: www.facebook.com/tcnenj