
SIMBIOSIS ESPIRITUAL.
- La simbiosis espiritual entre Caín y el diablo.
Cuando Caín el primogénito de Adán y Eva se presentó delante de Jehová y trajo su ofrenda del fruto de la tierra, ya que era labrador de la tierra, el Señor no miró con agrado a Caín ni a la ofrenda suya, esto trajo como consecuencia que Caín se enojara mucho y su rostro se descompuso al experimentar el rechazo de Dios, entonces Jehová se le acerca y le dice: ¿Por qué andas enojado y con la cabeza baja? Y lo animó a que cambiara de actitud y trajera la ofrenda correcta conforme lo hizo Abel y de esa manera el Señor lo recibiría, y a la vez fue advertido sobre el pensamiento que ya tenía en su corazón de asesinar a Abel y que no lo ejecutara porque las consecuencias serían terribles para él y sus descendientes, pero Caín no siguió el consejo de Dios y a partir de ese momento se rebeló contra Dios y a la vez le envió un mensaje muy claro que él no era pecador ni estaba interesado en relacionarse con Él. No sabemos el tiempo que transcurrió en que invitó a su hermano Abel al campo y lo mató. A partir de ese momento el diablo se apoderó de Caín y se produjo una simbiosis (Génesis 4:3-16; 6:1:13; 1ª Juan 3:12).
- La Simbiosis espiritual entre el apóstol Judas Iscariote y Satanás.
Ambos tenían una relación íntima, mientras el apóstol Judas se relacionaba con el Señor Jesucristo y los otros apóstoles ejerciendo su ministerio, el diablo lo monitoreaba desde afuera y trabajaba simultáneamente para él y para el Señor Jesucristo, como se puede evidenciar claramente en los siguientes pasajes: Y Judas Iscariote, el que también le entregó (Mateo 10:4; Marcos 3:19). Y Judas Iscariote que llegó a ser el traidor (Lucas 6:16). Judas fue nombrado tesorero pero era ladrón y cada vez que tenía oportunidad sustraía de la bolsa del dinero de lo que se echaba allí. (Juan 12:6). Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que lo entregara. (Juan 13:2). Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al número de los doce. (Lucas 22:3; Juan 13:27).
- La Simbiosis espiritual entre el rey Salomón, los ídolos y los demonios.
Pero el rey Salomón, además de la hija de Faraón, amó a muchas mujeres extranjeras, moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas, de las naciones acerca de las cuales el Señor había dicho a los israelitas: «No se unirán a ellas, ni ellas se unirán a ustedes, porque ciertamente desviarán su corazón tras sus dioses». Pero Salomón se apegó a ellas con amor. Y tuvo 700 mujeres que eran princesas y 300 concubinas, y sus mujeres desviaron su corazón.
Porque cuando Salomón ya era viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no estuvo dedicado por completo al Señor su Dios, como había estado el corazón de David su padre. Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. Salomón hizo lo malo a los ojos del Señor, y no siguió plenamente al Señor, como lo había seguido su padre David. Entonces Salomón edificó un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está frente a Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los amonitas.
Así hizo también para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.
Entonces el Señor se enojó con Salomón porque su corazón se había apartado del Señor, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces. (1 Reyes 1:1-9; Levítico17:7; Deuteronomio 32:17; Salmo 106:37; 1ª Corintios 10:20; Apocalipsis 9:20).
- La Simbiosis espiritual entre Simón el mago y los poderes del diablo (Hechos 8:9-11).
Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. A este oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo.
- La Simbiosis espiritual entre el gobernador Sergio Paulo y el hechicero Barjesús (Hechos 13: 6-10).
Recorrieron toda la isla hasta Páfos. Allí se encontraron con un hechicero, un falso profeta judío llamado Barjesús, que estaba con el gobernador Sergio Paulo. El gobernador, hombre inteligente, mandó llamar a Bernabé y a Saulo, en un esfuerzo por escuchar la palabra de Dios. Pero Elimas el hechicero, que es lo que significa su nombre, se les oponía y procuraba apartar de la fe al gobernador.
Entonces Saulo, o sea Pablo, lleno del Espíritu Santo, clavó los ojos en Elimas y le dijo: «¡Hijo del diablo y enemigo de toda justicia, lleno de todo tipo de engaño y de fraude! ¿Nunca dejarás de torcer los caminos rectos del Señor?».
- La Simbiosis espiritual entre la joven esclava y el espíritu de adivinación (Hechos 16:16-18).
Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos. Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo y les anuncian el camino de salvación. Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu: ¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella! Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó.
- La Simbiosis entre los atenienses, los ídolos y los demonios (Hechos 17:16,22,29).
Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría. Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos. Siendo, pues linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.
- La Simbiosis entre los habitantes de Éfeso y la diosa Diana y los demonios (Hechos 18: 24-26).
Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices; pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero. Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!
- La Simbiosis entre el dragón, la bestia y el falso profeta (Apocalipsis 13:1, 2, 4,11,14,15).
El dragón se paró sobre la arena del mar. Y vi que subía del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas. En sus cuernos había diez diademas, y en sus cabezas había nombres blasfemos.
La bestia que vi era semejante a un leopardo, sus pies eran como los de un oso y su boca como la boca de un león.
El dragón le dio su poder, su trono, y gran autoridad.
Adoraron al dragón, porque había dado autoridad a la bestia. Adoraron a la bestia, diciendo: «¿Quién es semejante a la bestia, y quién puede luchar contra ella?».
Vi otra bestia que subía de la tierra. Tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero y hablaba como un dragón. Ejerce toda la autoridad de la primera bestia en su presencia, y hace que la tierra y los que moran en ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.
Además, engaña a los que moran en la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia, diciendo a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia que tenía la herida de la espada y que ha vuelto a vivir.
Se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia también hablara y diera muerte a todos los que no adoran la imagen de la bestia.
Como podemos apreciar, en este artículo hemos estudiado de forma somera, los diferentes tipos de simbiosis que se dan en el ser humano, pero de manera muy especial la que dio origen a la Simbiosis Estado-Iglesia, con el nacimiento de la Iglesia Católica en el siglo III y los países de Europa, lo que permitió que surgiera el oscurantismo religioso por cerca de mil años, bajo el yugo de la iglesia sobre los gobiernos y la vida del ser humano.
Precisamente esto dio origen al Estado Confesional que luego se extendió con la colonización de América bajo el imperio español, que aún permanece en algunos países con unos pequeños cambios como es el caso de Venezuela, que vivió un férreo yugo religioso, fundamentado en las Constituciones de 1811 y 1864, donde solo era permitido la religión y el culto católico, y fue en la Constitución de 1881 que se le dio libertad religiosa a los venezolanos y a la práctica de diferentes cultos.
Sin embargo, en el gobierno venezolano bajo la presidencia de Rómulo Betancourt, se firmó “el Concordato entre la Santa Sede Apostólica y la República de Venezuela”, el 30 de Junio de 1964, el cual sigue vigente, a pesar de que Venezuela entró en vigencia el 30 de diciembre de 1999 una nueva Constitución que en su artículo 59 estableció la plena libertad de religión y culto, previendo que ninguna religión tiene carácter oficial y que todas son iguales, garantizando de igual manera que todas las iglesias y confesiones religiosas son independientes y autónomas, sin más limitaciones que las derivadas de la Constitución y de las leyes.
De lo cual se desprende claramente que Venezuela es un país laico o aconfesional a partir de la promulgación de la citada Constitución; sin embargo, en la práctica no es así ya que la Iglesia Católica continúa con la mayoría de sus privilegios, y para colmo de males ahora surgió algo incomprensible, inadmisible e inaceptable y es el hecho de que el Movimiento Cristiano Evangélico de Venezuela (MOCEV) realizó una simbiosis con el gobierno venezolano, al cual hemos hecho referencia a través de los distintos artículos citados. Por tanto, en criterio de quien suscribe, esto viola flagrantemente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por cuanto la misma no consagra en su articulado algún privilegio religioso para iglesia en particular o grupos de iglesias ni sus pastores.
Orlando Anzola
Ministro del Evangelio
anzolaorlando17@gmail.com