A propósito de la entronización de un latinoamericano como Papa, es propio hacer un análisis, aunque breve, del estado de nuestro continente, la tradición religiosa (romana) que ha imperado por 500 años y los efectos que ha tenido ésta sobre el lado occidental hispanohablante del mundo.
Hoy Latinoamérica está sumida en graves problemas que tienen su origen en la práctica espiritual que ha venido viviendo a lo largo de los últimos siglos. Dios en su santa Palabra contenida en la Biblia nos deja muy en claro que si los hombres llevamos a cabo prácticas que Él prohíbe ello degenerará en problemas que se reflejarán socialmente.
Cuando el Señor dice: ¡No!, a cualquier práctica pecaminosa es porque en el mundo espiritual se le otorga legalidad a las tinieblas para que arremetan contra nosotros por haberlas practicado; mientras que si nos guardamos en santidad para Dios cosecharemos las bendiciones que Él asegura en las Escrituras.
Es así como vemos los efectos, claramente advertidos en la Biblia, que causa la idolatría, la honra a los muertos, prácticas ocultistas (santería, brujería, Nueva Era, entre otras), religiones animistas, robo, corrupción, mentira, adulterio, fornicación, violencia, muertes, alcoholismo, drogadicción, y una muy larga lista de prácticas pecaminosas; Dios asegura que quienes las practican no sólo no heredarán el reino de los cielos, sino que también serán afligidos por Satanás durante su existencia en la tierra.
La violencia y las muertes en gran parte de los países latinoamericanos, quienes figuran entre los más violentos del mundo, no es más que el producto de la tradición religiosa idolátrica y sincrética que ha permitido la mezcla de idolatría con ocultismo y actuado con pasividad con otras manifestaciones pecaminosas adictivas e inmorales. Hay un dicho popular que expresa que «el que calla otorga», y Roma con su silencio y sus dogmas extra bíblicos ha sumido a nuestro continente en la actual crisis moral y espiritual.
Tal y como pasó luego de Constantino en el siglo IV de la era cristiana, al mezclar cristianismo con paganismo romano, lo cual pervirtió a la Iglesia de Jesucristo, y permitió que naciese la religión tradicional de una fusión entre paganismo y cristianismo, así ha venido pasando con ella de 500 años a la fecha en Latinoamérica, porque han permitido mezclas de religiones animistas africanas con ocultismo e inmoralidad, produciendo la gran crisis que vemos actualmente en nuestros países.
Antes manipularon monarquías a partir de la romana, en la América Latina de los últimos siglos han manejado los diferentes gobiernos a su antojo; porque la religión tradicional ha hecho maridaje con gobernantes desde el siglo IV hasta este siglo XXI, y de ello habla claramente el libro de Apocalipsis (tanto de su imperio religioso mundial como de su caída y destrucción total); el que lea entienda…
Ahora tenemos a un latinoamericano, como nunca, al frente de ese Estado político-religioso en Roma; «alto pana» de muchos evangélicos y con una alta encomienda de la que da parte el último libro de la Biblia. La religión tradicional nunca ha ocultado su intensión de frenar el avivamiento de la Iglesia del Señor en Latinoamérica, todavía hoy muestran sus intenciones; nada mejor que un primado de este continente para frenar el gran despertar espiritual del cristianismo, que ha sido declarado por Dios como la cuna del último gran avivamiento del mundo previo a la venida de nuestro Señor Jesucristo por su pueblo y posterior gran tribulación y reinado milenial de Cristo en la tierra con su Iglesia, la verdadera.
No pretendemos echarle la culpa totalmente de los males de Latinoamérica a la religión romana, pero la Biblia expresa claramente «Tal el sacerdote, tal el pueblo». Los males que acabamos de exponer son el reflejo de la espiritualidad que ha vivido el pueblo, por ello no podemos menos que endosarle muchos de ellos a la tradición religiosa de América Latina, quienes con su conducta y prácticas han llevado al pueblo, lamentablemente, a lo que hoy vivimos.
Tal vez usted no comparta lo aquí expuesto, pero le conmino a que lea la Biblia, en especial el libro de Apocalipsis y corroborará que esto que vivimos no es más que un asombroso e infalible cumplimiento de las Sagradas Escrituras. ¿Que si aplaudo la entronización de un Papa latinoamericano?, perdone usted, pero bíblicamente no tengo porqué.
A eso, amigos, se debe el gran crecimiento de la Iglesia del Señor (protestante o evangélica) en América Latina, gracias a una tradición religiosa que ha agravado los problemas sociales con su anti-evangelio. Hoy Dios nos ha abierto los ojos espirituales a millones que hemos decidido «salir de ella» como manda Jesucristo en el Apocalipsis y volvernos al verdadero evangelio del Señor, naciendo de nuevo y «pasando de muerte a vida eterna» en Cristo. Sólo adoramos y servimos a Dios, no a la jerarquía de una religión que no pasa de ser hoy una tradición. Relación real con Cristo, nunca religión cristiana, eso es lo que Dios pide.
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@georgesdoumat