
A final de año solemos hacer un inventario de nuestros logros y fracasos. Estimamos el año como bueno, regular o malo de acuerdo a los beneficios que hayamos alcanzados en el transcurso de 365 días. También es un período para reflexionar en la razón por la cual no hemos logrado las metas que nos propusimos al inicio del año.
Una de las frases más populares de Albert Einstein nos arroja una luz, él dice: «Si quieres resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo». Y esto aplica para todos los ámbitos de la vida, no sólo para el plano científico. Si reflexionas en la manera como vienes haciendo las cosas hasta ahora y te das cuenta de que las decisiones que has asumido no te han llevado a alcanzar tus propósitos, es tiempo de renovar las estrategias con la disposición de hacer cosas diferentes.
Los seres humanos nos aferramos a la rutina, los cambios nos incomodan, preferimos tropezar una y otra vez contra la misma piedra antes de tomar la decisión de desapegarnos de personas, hábitos y circunstancias que no nos dejan avanzar. Hay gente sumergida en relaciones desgastantes e infelices por temor a la soledad. Hay quienes se mantienen en trabajos frustrantes o mal remunerados por falta de confianza en sí mismos. Algunos esquivan la felicidad porque, aunque parezca absurdo, se acostumbran al sufrimiento.
Antes de conocer a Cristo yo estaba sumida en la más terrible de las depresiones, experimenté en grado superlativo lo que significa estar en el pozo de la desesperación, en el lodo cenagoso que describe la Biblia (Salmo 40:2). Muchas veces deseé morir, lo más extraño era que tenía todo para ser feliz, hogar, familia, salud y prosperidad, pero nada era suficiente. Únicamente cuando le abrí mi corazón a Jesús mi vida cobró sentido. «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas» (2ª Corintios 5:17).
La decisión más transcendental que deberías asumir al inicio del 2015 es recibir a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida. Dios hace todo nuevo. Él cambiará tus lamentos en baile; te quitará la ropa de luto y te vestirá de fiesta (Salmo 30:11). Atrévete a creer y moverte a lo nuevo que Dios tiene para ti y los tuyos. Nueva identidad, nuevos territorios, nuevos negocios, nuevos estudios, nuevos empleos, nuevas oportunidades, nuevas relaciones… Renueva tu mente para que comiences a vivir la vida nueva en Cristo Jesús.
Liliana Daymar González
Periodista
lili_vidaenlapalabra@hotmail.com