(Agencias/ VyV – REDACCIÓN).-
El golfista estadounidense Zach Johnson, un tipo común, está a las puertas del Salón de la Fama del golf, al ganar dos torneos de importancia en los escenarios más emblemáticos: el Augusta National (Masters) en 2007 y el Abierto Británico en St. Andrews, Escocia.
Zach Johnson fue el inesperado ganador del campeonato de golf, Abierto Británico (British Open). Este deportista, un conocido cristiano, agradeció a Dios por el triunfo obtenido y habló de su fe. «Estoy muy honrado por este trofeo y por los nombres que están grabados en esta placa. Es algo muy especial para mí», dijo Johnson tras consagrase como triunfador en el retador campo de St. Andrews. «Estoy emocionado, honrado». «Estuve toda la semana leyendo la Biblia, y eso me ayudó a centrarme, recuerdo en especial el Salmo 24:7, “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas. Y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria”».
«Soy solo un hombre de 39 años, del estado de Iowa, que recibió de Dios el regalo de tener este talento para jugar golf», dijo. «Viéndolo de esta forma se quita la presión. No hago de todo esto algo más importante de lo que realmente debería ser».
Continuó diciendo que: «Un triunfo así no va a definirme como persona, ni a mi carrera. Al menos espero que no lo haga. No es mi legado. Por supuesto, como atleta profesional y como golfista voy a disfrutarlo al máximo. Pero mi verdadero legado deberían ser mis hijos, mi familia, ese tipo de cosas».
Las palabras de Johnson en esta victoria recuerdan a su respuesta tras ganar su anterior torneo profesional de importancia, el Masters Augusta National en Georgia, en 2007. Entonces dijo a los medios de comunicación: «Por encima de mi victoria hoy, mi meta era glorificar a Dios, y espero que así haya sido».
Un putt con Dios
Zach Johnson con el trofeo del Abierto Británico, Johnson ganó su segundo torneo como profesional después de superar, en un desempate de cuatro hoyos, al sudafricano Louis Oosthuizen y al australiano Marc Leishman.
Durante el desempate, relata Johnson, en su experiencia del camino de la fe, «son muchas pequeñas cosas las que ayudan a lo largo del camino». El norteamericano contó que mientras esperaba al putt de Oosthuizen en el cuarto hoyo de desempate, él estaba orando y meditando en textos de la Biblia, en concreto, un Salmo. Pensando en que lo normal era que el sudafricano lo embocara y tuviesen que seguir jugando. «Cuando Louis iba a tirar su putt yo estaba recitando algo de las Sagradas Escrituras. Era un versículo de un Salmo que dice ‘espera en el Señor, sé paciente y valiente y espera en el Señor’». El tiro del sudafricano se fue ligeramente a la izquierda y Johnson ganó el título.
El camino de su conversión
En un artículo de testimonio en la FCA (Asociación de Atletas Cristianos), Johnson explica que creció en un hogar católico para olvidarse de la fe en su agitada vida de estudiante. Se encontró con Jesús al conocer a la que sería su esposa, quien le dijo que aunque estaba enamorada de él, no se casaría con un incrédulo.
Eso le llevó a interesarse de nuevo por la fe. «Descubrí lo que significaba vivir para Cristo, y que eso era lo que realmente quería hacer. La verdad de los hechos estaba allí, y yo podía sentir el Espíritu Santo trabajando en mi corazón».
Agregó que «a principios del invierno de 2002 le entregué mi vida al Señor. Antes yo pensaba que ser cristiano sería aburrido. En realidad, ha sido todo lo contrario». Johnson ahora se refiere a su vida pre-cristiana como «mis años ciegos», y dice que su fe ahora es «lo que más me importa».
En la actualidad
Zach Johnson realiza estudios bíblicos con otros conocidos golfistas miembros de la PGA (Asociación de Golfistas Profesionales) como Bubba Watson, Rickie Fowler, Matt Kuchar, Jonathan Byrd y Webb Simpson, entre otros. Este estudio, explica, es una manera de aprender más de la Palabra de Dios. Zach es cristiano evangélico desde 2002 y miembro de la Iglesia Bautista de Orlando, Florida.
Le agradece mucho a su esposa Kim, por haberlo llevado a los pies de Jesús. «Ella es mi fortaleza, alguien en quien puedo confiar, hablarle y contarle todas las cosas, no importa si son buenas o malas, Kim siempre está ahí», dijo.
