Cuando nuestro Señor advirtió acerca de la persecución que tendríamos los que pregonamos y vivimos la verdad por Él encarnada, pocos avizoraban y todavía avizoran hoy la magnitud de sus palabras y el ímpetu de las tinieblas en contra de los cristianos, todo por tratar de frenar el avance del Evangelio en el mundo; porque cuando la luz llega las tinieblas se disipan, eso no sólo es una ley natural sino también espiritual.
La persecución que ha padecido la Iglesia de Cristo a lo largo de su bimilenaria existencia, y la cada día mayor que padece actualmente, nos muestra la magnitud de las palabras proféticas de Jesucristo y de lo pertinentes, poderosas y reconfortantes que resultan las promesas para aquellos que son perseguidos, promesas que no sólo son de cumplimiento terrenal, sino también eterno.
Todo aquel que levante el nombre de Cristo en alto será objeto de la mirada telescópica del amenazante Satanás, quien a pesar de haber sido derrotado en la cruz del Calvario, todavía ronda a los creyentes «como león rugiente buscando a quien devorar». En esa situación no sólo están los cristianos que hacen vida activa en las diferentes congregaciones donde se estudia y vive la Biblia, sino aquellos que se una manera u otra exaltan la vida y obra del Señor en la tierra.
Caso concreto: Jim Caviezel, quien encarnó el papel de Jesús en «La Pasión de Cristo», impactante película dirigida por Mel Gibson.
Caviezel testificó al Daily Mail hace algunos días lo siguiente: «Hacer este papel con Mel destruyó mi carrera como actor, pero no me arrepiento de nada de haberlo interpretado. Esta ha sido una oportunidad única para fortalecer mi fe… Gibson me había advertido que sería difícil. Incluso durante el rodaje, me cayó un rayo y se me dislocó un hombro en la escena de la crucifixión. Pero lo peor estaba aún por venir… Cada vez más los de Hollywood me cierran las puertas en mi cara y me han dejado fuera… Era consciente del hecho de lo que mi participación podría traer consigo y no me arrepiento de la decisión que tomé. Tanto como creyente (católico) y como actor».
Asegura Caviezel con respecto a la dura persecución que ha venido sufriendo: «Muchos medios me atacaron por haber participado en la película, la Liga Antidifamación judía me ha clasificado como antisemita por haber aceptado el papel. Gibson también me lo había advertido».
Y no sólo Mel Gibson, sino que el propio Jesucristo nos advirtió hace dos mil años aproximadamente: «Acuérdense de la palabra que les he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; si han obedecido mi palabra, también obedecerán la de ustedes. Pero todo esto les harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado» (Juan 15:20-21).
Exaltar el nombre de Jesucristo, vivir, predicar o filmar acerca de su maravillosa obra redentora trae como consecuencia que Satanás nos tentará y perseguirá para que nuestra fe sea probada; pero aun ante esto el Señor nos anticipó: «Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados serán ustedes cuando por mi causa los insulten y persigan, y mientan y digan contra ustedes toda clase de mal. Gócense y alégrense, porque en los cielos ya tienen ustedes un gran galardón; pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes» (Mateo 5:10-12).
No hay un mayor peso de gloria que ser perseguido por causa del Evangelio del Reino de Dios, porque significa que hemos sido hallados dignos de sufrir por el nombre de Cristo, tal dignidad sencillamente es insuperable. Por eso millones de cristianos a lo largo de la historia han sido perseguidos, difamados, injuriados, torturados y hasta muertos por ser testigos vivos de nuestro Rey y Salvador Jesús.
Tanto Caviezel, como usted y yo, debemos considerarnos honrados por Dios al ser perseguidos, a semejanza de nuestro Maestro, por causa del establecimiento del Reino de Dios. Porque «…hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan» (Mateo 11:12). Si nos persiguen es porque somos violentos contra Satanás y su reino de las tinieblas, «gócense y alégrense, porque en los cielos ya tienen ustedes un gran galardón».
@georgesdoumat