Muchas personas ante cualquier crisis que se les presenta, caen en la tentación de volver a ciertas prácticas pecaminosas que hicieron en el pasado

Antes de venir a la tierra, Jesucristo siempre estuvo en el cielo rodeado de gloria, majestad, honra, adoración, riquezas y poder. Pero para convertirse en salvador de hombres pecadores en la tierra fue necesario que renunciara tal condición de Rey y se convirtiera en un hombre pobre, común y corriente.
En cierta ocasión Jesús se encontraba en un inhóspito y solitario desierto, hambriento, sediento y sin nadie que lo adore. En ese momento se le aparece Satanás y puso a sus pies riqueza, fama, dinero, gloria e influencia. Es decir, pone a su alcance recuperar en la tierra lo que siempre fue la naturaleza de Jesús en el cielo, con la condición de que asumiera a Satanás como su Señor. Jesús rechazó la tentadora oferta y optó por ser fiel a Dios, quien respondió a su fidelidad y le envió auxilio inmediatamente.
Es triste ver muchas personas que después que han decidido seguir a Cristo, ante cualquier crisis que se les presenta, caen en la tentación de volver a ciertas prácticas pecaminosas que hicieron en el pasado, olvidando que “chivo que se devuelve… se desnuca”. ¡Mosca!
Dios te bendiga.
Teófilo Segovia Salazar
Pastor y comunicador