(Agencias – Verdad y Vida).-
Gerardo Amarilla, diputado por el Partido Nacional (sector Todos) recientemente asumió la presidencia de la Cámara de Representantes de Uruguay, siendo el primer presidente cristiano en tener esa posición de gobierno. El recorte de gastos y la preocupación por temas ambientales son algunos de sus objetivos principales para su período.
Añade a su agenda la ayuda a la familia y la lucha contra pobreza. Agrega como fundamental la transparencia de la actividad legislativa; y dentro de esta apertura el contemplar las redes sociales de forma especial, «son un medio de comunicación más», sostuvo.
Amarilla, que pertenece políticamente al movimiento Todos, de Luis Lacalle Pou, reconoce que en Uruguay hay «una especie de tabú» frente al hecho que las personas hablen abiertamente de su fe. «Con honestidad hay que decir lo que uno piensa. Si uno tiene una confesión religiosa a la vez tiene una visión distinta del mundo. Sea en Dios o en lo que uno crea, da una visión distinta del prójimo», sostiene.
No está solo en el Parlamento
Pero no es el único evangélico en el Parlamento, ya que existe una especie de «bancada» evangélica en diferentes partidos. Además de Amarilla, está el diputado blanco Álvaro Dastugue, representante por Montevideo, que es pastor evangélico, también el exintendente de Durazno, Benjamín Irrazábal, y el diputado colorado suplente por Canelones, Luis Pintado. A ellos se añaden, entre diputados suplentes, ediles titulares y suplentes, y funcionarios de las intendencias y de organismos públicos de todo el país, otros 13 evangélicos en política.
Un estudio de 2014 sostiene que Uruguay es el país más secular de América Latina, con un 38% de ateos o agnósticos, frente a un 41% de católicos, y un 8% de evangélicos.◄