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El 2022, con pena y sin gloria para Venezuela

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Estamos a tan solo horas de haber comenzado el nuevo año, el 2022 fue un difícil año para los venezolanos, entre una indetenible inflación, nuevamente la más alta de la región, sumado a la imparable devaluación de nuestro signo monetario ha enviado al sótano el salario de los venezolanos que se cuenta con un bolívar sin valor alguno.
Esta grave situación económica ha agravado la situación nacional de los venezolanos que ya no cuentan como antes con las remesas de los más de 7.1 millones de compatriotas que han huido bajo el esquema de una inmigración forzada, que debido a la crisis que también azota a los países donde se han radicado, han disminuido o dejado de enviar remesas a sus familiares en Venezuela.
Aunado a eso, los políticos de bando y bando no terminan de reaccionar ante la grave situación nacional, por lo que han dejado huérfana de liderazgo sólido y responsable a la sociedad venezolana, la cual pide a gritos por un cambio de actitud ante los oídos sordos del gobierno y la cada día más acentuada división de la oposición. Definitivamente nada podemos esperar de ellos, sino de un nuevo liderazgo que ya está en gestación y que a su debido tiempo Dios sacará a la luz para la restauración y el bienestar nacional.
No conforme con esta grave crisis social, política y económica que amenaza con perpetuarse debido a que nada nuevo surge en Venezuela, muchos en la iglesia de Jesucristo en la nación no dan pie con bola, sino que ha mordido el diabólico y envenenado anzuelo lanzado por el oficialismo político.
La falta de discernimiento espiritual, la independencia de la voluntad de Dios y el afán por recibir dádivas ha volcado a muchos ministros cristianos, y tras ellos sus congregaciones, a hacer alianza con el Estado en pro de favores y regalías que muy bien les daría el Señor si tan siquiera dependieran de su divina voluntad.
Mientras el gobierno recluta a líderes e iglesias cristianas para su causa -porque abiertamente lo han dicho y demostrado, infiltrándose en cuanta actividad pública masiva organiza la Iglesia del Señor a nivel nacional, desde la Marcha Para Jesús pasando por congresos y actividades evangelísticas, a cambio de apoyo logístico y permisos para la realización de las mismas-, por otro lado, persiguen a otros sectores de la iglesia, como es el caso de los medios de comunicación.
Contabilizamos el cierre de más de una docena de emisoras cristianas solo durante el 2022, bajo tramposos alegatos mientras a otras emisoras en iguales condiciones que las cristianas no las tocan ni con el pétalo de una rosa. Por un lado, el gobierno ofrece loores a la iglesia y por otro la presiona, le pone trabas para legalizarlas, entre otras injusticias, y todo esto ante la mirada cómplice y silenciosa de esa gran parte de líderes e iglesias que han cerrado fila con el gobierno no importándoles lo que este hace con sus demás hermanos. Son unos cristianos alacranes (el que lee entienda).
Nuestra primogenitura tuvo un alto costo, la sangre preciosa del Hijo de Dios, como para que tan ligeramente y por unos pocos y efímeros beneficios ministros e iglesias la vendan por un plato de lentejas, pisoteando así la sangre que un día los lavó de sus pecados y los salvó de la eterna condenación. En vez de ser sal, se han expuesto a ser pisoteados y despreciados por quienes hoy le dan con una mano una prebenda y con la otra los apuñalearán muy pronto, más pronto de lo que ellos esperan.
No podemos hacernos amigos del mundo a costa de convertirnos en enemigos de Dios, parece que no hemos aprendido a darle al César lo suyo y a Dios lo que le corresponde; han tomado de la mano de César lo que creen ellos que viene de la mano de Dios. Han reeditado para sí mismos las duras exhortaciones del Señor en Mateo 23.
Quisiéramos escribir otro tipo de cosas al cierre de un año, pero muchos, lastimosamente, han destruido con los pies lo que tanto sacrificio costó construir con las manos. La perversa mano de las tinieblas ha permeado en muchas actividades y eventos cristianos en Venezuela durante el 2022. Con dolor lo escribimos, porque sufrimos las torpezas y desaciertos de nuestros hermanos, al fin y al cabo, somos un mismo cuerpo y es inevitables no sufrir las consecuencias actuales y las por venir, pues esto no terminará aquí, todavía viene la madre de las persecuciones de la misma mano que hoy se muestra ‘generosa’.
Se han hecho de la vista gorda con respecto a lo que dice la Biblia en Proverbios 23:1-3, «cuando te sientes a comer con un gobernante, considera bien lo que está delante de ti. Pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito. No codicies sus manjares delicados, porque es pan de engaño».
¿Acaso no ha habido hechos positivos durante el año que concluye?, claro que los hubo, pero, salvo contadas excepciones, los mismos han sido opacados por esta suerte de simbiosis política/gobierno – iglesia. ¡Dios tenga misericordia de nosotros y logremos evitar que la sal de vuelva insípida!
Todavía estamos a tiempo, el Señor nos regala nuevas misericordias para este 2023 que se nos abre, recapacitemos y aprovechémoslo, es lo que Dios y Venezuela espera de nosotros. Salemos e iluminemos con la gracia del Señor a la sociedad venezolana, vienen tiempos mejores que la misericordia de Dios traerá sobre nuestro país, seamos de los que cosechemos el bien sembrado, porque evidentemente muchos no la verán por su mal proceder de hoy.

Georges Doumat B.

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