(Liliana Daymar González – Periodista).-
El término jubileo proviene del hebreo yobel, que alude al cuerno de macho cabrío que se utilizaba como instrumento sonoro para anunciar al pueblo el año sabático. Se trataba, pues, de un tiempo en el cual se descansaba, se ponían los esclavos en libertad y se restituían las posesiones que se habían adquirido. 2015 será el año del jubileo donde Dios derramará de su gracia sobre las naciones que se vuelvan a Él. Será el fin de un tiempo de injusticias y sufrimientos para entrar en un tiempo de reposo, paz y gozo.
El libro de Levítico narra que el Señor se dirigió a Moisés en el monte Sinaí, y le dijo: «Deben contar siete semanas de años, es decir, siete años multiplicados por siete, lo cual dará un total de cuarenta y nueve años, y el día diez del mes séptimo, que es el día del perdón, harán sonar el cuerno de carnero en todo el país. El año cincuenta lo declararán ustedes año santo: será un año de liberación, y en él anunciarán libertad para todos los habitantes del país. Todo hombre volverá al seno de su familia y a la posesión de sus tierras. El año cincuenta será para ustedes año de liberación… No abuse nadie de nadie. Muestren reverencia por su Dios, pues yo soy el Señor su Dios. Cumplan mis leyes, pongan en práctica mis decretos. Cúmplanlos y vivirán tranquilos en el país; la tierra dará frutos, y ustedes vivirán tranquilamente en ella y comerán de sus frutos hasta quedar satisfechos» (Levítico 25:8-11 y 17-19. DHH).
Los decretos del Rey Eterno, Soberano y Máxima Autoridad sobre las naciones se oponen a los pronósticos fatalistas que anuncian debacle financiera, pobreza y escases. El 2015 es el año de la liberación de presos políticos, de deudas y de opresiones demoníacas. Los enfermos sanarán a medida que prosperaren sus almas en Cristo Jesús. Comenzará el gran avivamiento de los pueblo, la tierra invocará la presencia del Altísimo y veremos su gloria. Para disfrutar plenamente de los beneficios del año santo, busca la presencia del Señor, arrepiéntete de los pecados que has cometido, comprométete a obedecer sus Estatutos y a caminar conforme a su voluntad. Perdona al que te haya herido y pide perdón al que hayas ofendido para que seas libre del resentimiento. Vuelve al temor de Dios, ponte a cuentas con Él para que recibas sus bendiciones y recompensas.
Abre tu corazón al amor del Dios. Sólo Jesús es nuestro jubileo. Él es el año agradable, nuestro Libertador y suficiente Salvador. ¡Feliz Año Nuevo!
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