
«…Sube para encontrarte conmigo… Sube… y espérame…» (Éxodo 24:1. NTV y 12. TLA). «… Moisés subió al monte… Al séptimo día, el SEÑOR llamó a Moisés…» (Éxodo 24:15-16. NTV). «El SEÑOR le dijo a Moisés: Talla dos tablas de piedra… Prepárate para subir al monte Sinaí mañana temprano y presentarte delante de mí en la cima del monte. Nadie puede acompañarte… Entonces Moisés talló dos tablas de piedra como las primeras. Temprano en la mañana, subió al monte Sinaí, tal como el SEÑOR le había ordenado, con las dos tablas de piedra en las manos» (Éxodo 34:1-4. NTV).
Hemos sido invitados a tener una cita con Dios. Para que esto suceda necesitamos:
1. Subir. ¡‘Subir’ es nuestra responsabilidad, encontrarnos con Dios es Su promesa!
Todos quieren encontrarse con Dios, pero no todos están dispuestos a pagar el precio para ‘subir’. Moisés, un hombre ya anciano, tenía que tallar dos piedras en menos de 24 horas y luego subir con ellas a la cima de una montaña de más de 2.800 metros de altura. Cuando Moisés se encontraba con Dios, cara a cara en el valle, lo hacía dentro de una carpa portátil que levantaba con demasiada frecuencia: «Moisés tenía la costumbre de armar la carpa de reunión a cierta distancia del campamento… Dentro de la carpa de reunión, el SEÑOR hablaba con Moisés cara a cara» (Éxodo 33:7-11. NTV).
Si quieres más de Dios tendrás que pagar un precio. No hay un cable carril para subir a los perezosos e indolentes espirituales. Si quieres vivir encuentros con Dios como nunca viviste tienes que hacer cosas que nunca hiciste.
2. Esperar
Hay quienes ‘suben’, pero no son capaces de esperar a Dios. Están tan apurados y distraídos en asuntos sin sentido que se pierden el placer de disfrutar de la presencia de Dios. ¿Cuánto tiempo esperó Moisés antes de que Dios se le manifestara? Seis días, Éxodo 24:16. ¿Cuánto tiempo tendremos que esperar nosotros? Todo el tiempo que sea necesario. ¡La recompensa vale la pena! «Mi corazón te ha oído decir: “Ven y conversa conmigo”. Y mi corazón responde: “Aquí vengo, SEÑOR”» (Salmo 27:8. NTV). Si quieres pasar al próximo nivel en tu relación con Dios tendrás que aprender a esperar a Dios y esperar en Dios.
El que tiene ‘hambre’ de Su Presencia no se va, espera. Sigue trabajando y esforzándose, pero con el alma en espera.
3. Permanecer
«Moisés subió… Al séptimo día, el SEÑOR llamó a Moisés… y permaneció en el monte cuarenta días y cuarenta noches» (Éxodo 24:15-18. NTV). Algunos creyentes en algún momento de la vida alcanzan niveles espirituales y ministeriales importantes, pero no permanecen.
Algunos han sido llamados a ejercer preciosos ministerios, pero algo se les ‘cruzó’ en el camino y dejaron de servir.
¡Dios es el que enciende el fuego, pero nosotros debemos alimentarlo! El fuego del altar del tabernáculo en el Antiguo Testamento debía ser santo; es decir, iniciado por Dios. Cuando uno tomaba fuego que Dios no había iniciado era fuego extraño. Dios es el que inicia una obra extraordinaria en nosotros, pero es nuestra responsabilidad protegerla y avivarla. Dios enciende el fuego, pero la leña la colocamos nosotros cada día, con perseverancia.
Solo las personas que están dispuestas a hacer cualquier cosa para ‘atrapar’ a Dios y pagar cualquier precio para tener más de Él son las que obtendrán aquello que anhelan sus almas. Esas personas perseveran en la búsqueda. ¿Qué harás al respecto? ¿Dejarás pasar esta invitación o te rendirás en una búsqueda desenfrenada de su santa presencia? De ti depende.
José Luis y Silvia Cinalli
Pastores, consejeros y escritores
consultas@placeresperfectos.com.ar