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Esperanza contra esperanza

El DRAE define la Esperanza: Estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos.
El Diccionario de La Lengua Española Anaya-Vox, define la Esperanza: 1.- Confianza de lograr una cosa o de que se realice algo que se desea: Concebir esperanza. 2.- Cosa o persona que es objeto de esa confianza: tu ayuda era la única esperanza que me quedaba.
Esperar: 1.- Tener esperanza de lograr o de que se realice  algo que se desea. 2.- Creer o saber que sucederá una cosa.
La esperanza es el estado de ánimo en el cual se cree que aquello que uno desea o pretende es posible. Ya sea a partir de un sustento lógico o en base a la fe, quien tiene esperanza considera que puede conseguir algo o alcanzar un determinado logro. (Fuente Internet)
En las definiciones arriba señaladas se ve claramente que la esperanza humana o terrenal está basada en promesas que nosotros mismos nos hacemos o nos hacen. 
En el artículo publicado por el escritor Leonardo Padrón en Caraota Digital el 21 de diciembre del año 2017, titulado: «La difícil esperanza», el escritor describe de una manera magistral lo opuesto a la esperanza que es la desesperanza y es precisamente terminando este año 2017 que los venezolanos se quedaron prácticamente sin esperanza, ya que todo lo que esperaban que se diera o se lograra no se dio, las razones esgrimidas en dicho artículo son muy variadas y analiza todas las expectativas frustradas en virtud de promesas incumplidas por los distintos protagonistas que prometieron y no  cumplieron, trayendo como resultado la desesperanza, la frustración, el desánimo y todas las emociones negativas al pueblo venezolano. Pero el escritor  toma nuevos bríos y nos dice lo siguiente:
«Hay tanto por hacer. Nos toca levantarnos, emerger de los escombros y urdir, inventar, elaborar una propuesta que tenga algo de futuro. Como si nos tocara volver a nacer. Como si el mañana dependiera exclusivamente de nosotros. A eso también se le llama anhelo. ¿Quién dijo que tenía que ser fácil la esperanza? En las situaciones límites, en la mueca más penetrante de la oscuridad, la esperanza es terriblemente difícil. Pero esa es su razón de ser. La esperanza siempre es el último peldaño. Nos toca ubicarnos allí. En su incertidumbre, su latido y su tal vez. En su impulso de día que comienza. Y con él, comenzar todos otra vez». (Negrillas nuestras)
Para todos es conocida la expresión «la esperanza es lo último que se pierde» y en la mayoría de los casos lo que resulta es la desesperanza y sabemos por experiencia lo que viene con ella. Estimado lector usted se debe estar preguntando qué quiere decir el título de este artículo: Esperanza contra Esperanza, pues muy sencillo, cuando hablamos de la primera esperanza nos referimos a lo humano, terrenal que todos conocemos perfectamente, como ha sido descrito por Leonardo Padrón; pero en la segunda, la esperanza  no está basada o sustentada en promesas humanas o de este mundo; sino en el Dios vivo, único y verdadero y en su maravillosa Palabra que es la Biblia, estoy hablando del Dios de Abraham, Isaac, Jacob y de nuestro Señor Jesucristo, el solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
Cuando hablamos que nuestra esperanza descansa o se apoya en el Dios Todopoderoso y su preciosa Palabra, los resultados son completamente diferentes ya que el Señor sí cumple lo que promete, porque no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta, y todas las promesas de Dios son en Él sí y en Él Amén. Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.
La Biblia está llena de las promesas del Señor y para  todos aquellos que le conocemos y confiemos en ellas, jamás seremos confundidos ni avergonzados, sino todo lo contrario, tendremos nuevas fuerzas; levantaremos alas como las águilas; correremos y no nos cansaremos; caminaremos, y no nos fatigaremos. Y como dice la Palabra del Señor: «Más gracias sean dadas a Dios que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo». Hay una diferencia abismal como la que hay entre los cielos y la tierra, entre confiar en nosotros, en otros seres humanos, en organizaciones de cualquier naturaleza, instituciones cualesquiera sean, en el poder inmenso que dan los bienes materiales o las grandes riquezas de este mundo, y confiar plenamente en el Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas ni toma cohecho, nada tiene que ver con los dioses de las naciones o los pueblos del mundo, los cuales son ídolos o imágenes hechas por manos humanas que tienen boca, más no hablan; tienen ojos, más no ven; orejas tienen, más no oyen; tienen narices, más no huelen; manos tienen, más no palpan; tienen pies, más no andan; no hablan con su garganta. Semejantes a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos.
El Señor Jesucristo nos da varias promesas maravillosas de las muchas que hay en su palabra escrita: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga». «En el mundo tendréis aflicción; pero confiad yo he vencido al mundo». «No os afanéis, pues diciendo: ¿Qué comeremos, o que beberemos, o que vestiremos? Porque las gentes del mundo buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». «Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?». «Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Otra vez Jesús les habló, diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».
Todas estas promesas del Señor Jesucristo tienen fiel cumplimiento, al igual que las que Dios ha prometido en su Palabra escrita, por esta razón cuando la esperanza es Dios mismo y su palabra inspirada por el Espíritu Santo, no hay frustración, desesperación, ni decepción, ni desánimo.
De esta manera nos ha quedado suficientemente claro que las dos esperanzas a la cual nos referimos producen distintos resultados, de allí la razón del título «Esperanza contra esperanza», por ello corresponderá a cada persona decidir en donde coloca su esperanza. 
Orlando Anzola Aguilar
Ministro Evangélico
despiertatetuqueduermes@hotmail.com

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