(Verdad y Vida – REDACCIÓN).-
La palabra clave cuando de familias se habla es: Unión. Una familia inicia con la unión de dos personas en matrimonio. Hay muchísimas familias de cristianos, que por confesar su fe en el Señor, son víctimas de persecución, maltrato, violencia, abuso y exilio de sus propias tierras.
Tal es el caso de las familias del pastor iraní encarcelado Saeed Abedini y de Meriam Ibrahim, quien también estuvo en una prisión en Sudán por ser cristiana.
Aunque ambos fueron acusados de delitos diferentes, el común denominador entre ellos fue la razón principal de su encarcelamiento: No negar que Jesucristo es su Señor y Salvador.
Familia Abedini

Esta familia conformada por Saeed, Naghmeh y sus dos pequeños hijos, tiene dos años separada. El pastor fue encarcelado y sentenciado a ocho años de condena por no negar su fe. Como resultado, él está en una prisión en Irán y su esposa e hijos se encuentran en los EE.UU y no han podido visitarlo desde hace casi dos años de su separación.
Lo que si es cierto, es que Saeed ha sido torturado y ha estado delicado de salud debido a los diferentes abusos y maltratos físicos a los que ha sido sometido por parte de los carcelarios. Ha sido trasladado de una prisión a otra y en diferentes ocasiones a un hospital para su cuidado. Pero a pesar de todo lo que este hombre de Dios ha vivido, no ha negado a Jesús y continúa predicando y ganándose almas para el Señor en la cárcel o lugar donde se encuentre.
No sólo Saeed, sino que su esposa Naghmeh y los niños han tenido cambios radicales en sus vidas por esta persecución que los embarga. A pesar del dolor que causa estar separados, los Abedini mantiene su confianza en Dios y entienden que hay un propósito por lo que sucede. Sin embargo, no cesan de pedir oraciones para ellos y se ha creado todo un movimiento mundial en favor de la liberación del pastor Saeed Abedini de la prisión donde se encuentra en Irán.
Familia Wani Ibrahim

El caso de Meriam Ibrahim es un tanto diferente y aún continúa dando de qué hablar en el mundo entero. Esta mujer fue acusada de apostasía y adulterio, por haberse convertido al cristianismo y por casarse con un cristiano. Fue acusada y enviada a la cárcel estando embarazada de su segundo bebé, a quien terminó dando a luz en la prisión a pocos días de su encarcelamiento.
Su condena incluía pena de muerte, pero al final las autoridades decidieron absolver la pena de muerte e inclusive concederle la libertad plena, gracias a la oración de la Iglesia a nivel mundial y a las gestiones de organizaciones cristianas globales, pues Dios honra a quienes le honran.
Una vez obtenida la libertad, Meriam y su familia intentaron salir de Sudán y mudarse a los EE.UU, puesto que su esposo Daniel Wani, es ciudadano norteamericano. Cuando se encontraban en el aeropuerto, ella fue capturada nuevamente, porque sus documentos eran falsos, según las autoridades. Pero una vez más, el respaldo de Dios se evidenció cuando fue liberada.
Así como la familia Abedini y la de Meriam Ibrahim, hay muchas otras familias que se han visto en la obligación de separarse por causa de su fe. El Señor claramente lo dijo en su Palabra: «En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33), y en esa palabra confían ambas familias.