Siempre hemos sabido que en el derecho internacionalmente aceptado «toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario»; pero cuando vemos que nos suceden situaciones en nuestra amada patria, Venezuela, y se nos inculpa de manera solapada o se nos mete en la misma bolsa de aquellos que han hecho trampa, corrupción u otros comportamientos ilegales, no podemos menos que sentirnos molestos ante esta injusticia. Y cuando esta injusticia nos afecta y afecta familias, instituciones, y hasta la Iglesia, tal situación toma ribetes de tremendismo.
Vamos a hacer referencia a un caso específico. Se trata de la medida recientemente tomada por el gobierno nacional a través de Cadivi de bajar la asignación de divisas para naciones y regiones del mundo muy visitadas por los venezolanos, caso específico el estado de la Florida, EE.UU; donde ahora se podrá optar anualmente a un máximo de mil dólares (700 por tarjeta de crédito y 300 en efectivo), lo cual además de ser injusto, pareciera hasta vengativo. Y ni hablar de lo que acaba de suceder con las divisas para Panamá, como si los dólares fueran para el gobierno panameño y no para el gasto de los venezolanos en esa nación.
El principal alegato ha sido tratar de frenar a los conocidos «raspa-cupos», una suerte de viveza criolla mezclada con avaricia y con ganas de burlarse del sistema; de ellos ya se ha hablado mucho. Ahora, con el avance tecnológico actual resulta contradictorio tomar una medida tan drástica, porque la banca y el mismo Cadivi tiene la facilidad de saber quiénes «raspan» su cupo y quiénes lo consumen honestamente.
Cuando nosotros viajamos solemos traer un fajo de facturas de nuestras compras por medio de nuestro cupo de Cadivi, eso nunca sucede con los «raspa-cupos»; deberían citar, suspender y hasta sancionar a este tipo de vivarachos cambiarios antes de aplicar el ‘justo por «raspadores»’.
En estos días hemos conversado con ministros cristianos, libreros y distribuidores venezolanos con quienes la primera semana de mayo de cada año viajamos a la ciudad de Miami donde se celebra la feria-exposición de la industria cristiana más grande de iberoamérica, Expolit, allí confluyen medios, expositores, editoriales, disqueras, distribuidores, libreros, entre otros; para estrechar relaciones ministeriales, económicas y de mutua cooperación en el ámbito cristiano.
Pues bien, muchos de ellos nos notificaron, que al igual que nosotros, no podrán viajar a Expolit debido a la injusta medida de Cadivi, la cual afecta a justos por «raspadores». Este medio impreso tiene 21 años asistiendo a este importante evento en representación de Venezuela, para mostrar el avance de la prensa cristiana nacional y para estrechar lazos de cooperación que bendicen a nuestra patria. Con nuestro cupo pagamos hotel, auto rentado, comida, entre otros. Los cristianos no vamos a raspar cupos, vamos a representar a Venezuela. Muchas veces hasta nos sobraron dólares y no nos lo raspamos por ser honestos y para nada avaros. Pero en esta ocasión no nos alcanzan, pues esos mil dólares apenas sirven para pagar el hotel.
No es justo que quienes dilapidaron más de 25 mil millones de dólares -según declaró la ex ministra de Comercio y ex presidenta del Banco Central de Venezuela, Edmée Betancourt- y otros que han desbancado las finanzas públicas no sean puestos a la orden de la justicia, mientras honestos venezolanos somos vistos como delincuentes por usar una vez al año, a duras penas, un cupo de divisas para viajar. Nos negamos rotundamente, señores del gobierno nacional, a que se nos trate a los justos como «raspadores».
¿Acaso pueden obviar lo que dice Dios en su Sagrada Escritura?: «¡Ay de los que dictan leyes injustas y emiten decretos opresivos! Con ellos evitan la defensa de los pobres, y les niegan la justicia a los afligidos de mi pueblo; ¡despojan a las viudas y les roban a los huérfanos! ¿Y qué van a hacer en el día del castigo? Y cuando venga de lejos la destrucción, ¿a quién recurrirán para que les ayude? ¿En dónde dejarán sus riquezas?» (Isaías 10:1-3). Y escribe el apóstol Pablo: «La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad y maldad de quienes injustamente retienen la verdad» (Romanos 1:18).
Señores: Si siguen actuando injustamente, tratando a justos por «raspadores», no atendiendo las necesidades del pueblo para quien Dios les delegó autoridad de administren sus recursos, grande será su responsabilidad, porque como dice Cristo: «Al que mucho se le da, mucho se le demandará», en el juicio final.
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@georgesdoumat