Al más puro estilo puritano el candidato cristiano a la presidencia de Ecuador, Nelson Zavala, señaló en una reciente entrevista que «en nombre de Dios prohibirá cualquier cosa que destruya la mente como el rock, los gays y hasta el cine». Aseguró que en caso de ganar las elecciones prohibirá los conciertos de rock, despedirá a los homosexuales de su trabajo y hasta censurará el cine.
No necesito ser profeta para asegurarles que este señor perderá las elecciones que se celebrarán este mes de febrero.
Y no piense usted que avalamos la homosexualidad, el cine malo y la música rock perversa y satánica, por el contrario, lo deploramos enérgicamente; pero lo que tampoco podemos avalar como cristianos es que se levanten personas como Zavala en Ecuador, que en nombre del cristianismo, empleen su materia gris en beneficio de la antipolítica y que aparezcan como los paladines del legalismo evangélico, como si una nación fuera una iglesia.
Zabala, aspira a la presidencia en nombre del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), además es pastor y miembro de la Asociación de Pastores Evangélicos del Ecuador; fundador de la Iglesia Monte de Sion, ubicada en Guayaquil. Según la agencia de noticias estatal ecuatoriana ANDES, este ministro cristiano-candidato acumula 16 juicios civiles y penales por sus duras posturas contra el aborto y la homosexualidad.
Siempre hemos criticado, al igual que centenares de líderes cristianos a lo largo de la historia, que los ministros no preparados políticamente opten por posiciones públicas donde deben manejar la diplomacia y enfrentarse a sistemas de gobierno y legislativos carentes de principios bíblicos manejados por hombre impíos. Ser pastor es una cosa y gobernante otra muy diferente. No estamos hablando de los reinados espirituales de la Israel veterotestamentaria ni mucho menos del futuro reinado milenial de Jesucristo en la tierra; aquí se trata de gobiernos de naciones no temerosas de Dios y con leyes horizontales en materia espiritual.
El púlpito cristiano se ejerce de manera teocrática (gobierno de Dios), mientras que los cargos de elección popular se ejercen democráticamente (gobierno del pueblo), por personas provenientes de diferentes confesiones religiosas con leyes sincréticas en asuntos espirituales; es más, la mayoría de las constituciones de la naciones democráticas son seculares, no religiosas, por lo que ejercerlas de manera religiosa es un error, salvo que Dios cambie la inmensa mayoría de las mentes y corazones de los habitantes de una nación.
Entendemos que lo que mueve el corazón del pastor-candidato Nelson Zavala es un puro sentimiento de agradar a Dios y querer que Ecuador se vuelva al Señor Jesucristo para el bien de esa nación, pero si se le hace difícil a un pastor lograrlo con su propia feligresía donde se invierte la vida entera en ese cometido, ¿cómo piensa lograrlo con un pueblo multireligioso en tan pocos años de gestión, de llegar a ganar la Presidencia?
Un Presidente se debe a todo el pueblo; roqueros, homosexuales, de otras confesiones religiosas, ateos y hasta satanistas; una vez gana las elecciones debe gobernar para todos, por lo que se pueden aplicar medidas políticas pero sin menoscabar los derechos y menos la voluntad de los ciudadanos. En un Estado seglar es casi imposible prohibir lo que se prohíbe en una iglesia; ojalá las constituciones fueran como la Biblia, pero no lo son. Si Dios respeta el libre albedrío de los hombres, ¿quiénes somos los ministros cristianos -candidatos presidenciales o no- para presionar la voluntad del hombre en favor de la verdad del evangelio? Finalmente será cada uno quien enfrente el inevitable juicio divino.
Que el rock satánico es malo, la homosexualidad es una perversión de la naturaleza humana y el cine deformador es una calamidad, pocos lo ponen en duda, pero de ahí a obligar a una sociedad a vivir a la luz de la Palabra de Dios cuando son tinieblas, sólo lo puede hacer el Espíritu Santo en aquellos que se arrepienten de sus pecados y reciben a Jesucristo como su único Señor y Salvador. Dice la Biblia: «el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios… porque tienen que discernirse espiritualmente» (1ª Corintios 2:14).
¿Qué pasará entonces con Nelson Zavala en Ecuador? Simple, perderá de calle las elecciones porque no está haciendo política sino antipolítica. Ya lo veremos de regreso al pastorado de su congregación no en derrota, sino viviendo la victoria de Cristo, restaurando homosexuales, roqueros satanistas y advirtiendo acerca de lo pernicioso del pecado, cualquiera sea su manifestación.
Bien lo dijo en su tiempo Charles Spurgeon, el príncipe de los predicadores: «Si Dios te llamó a ser predicador no te rebajes en ser rey de Inglaterra».
director@verdadyvida.org
@georgesdoumat