«Mientras tanto, los creyentes que fueron dispersados… predicaban la palabra de Dios… y el poder del Señor estaba con ellos, y un gran número de estos gentiles creyó y se convirtió al Señor» (Hechos 11:19-24).
Los cristianos somos muy parecidos al «abono/estiércol». Si se nos esparce hacemos mucho bien, pero si solamente estamos amontonados olemos mal. La iglesia del libro de los Hechos era una iglesia que entendió el llamado de salir afuera de las 4 paredes y ser «abono» que hace mucho bien. No fue una situación fácil, pero gracias a Dios que fue dispersada porque de otra manera la buena noticia no nos hubiera alcanzado, hubiese quedado en Israel. Sin embargo, este espíritu del libro de los Hechos ha ido menguando y estamos otra vez estamos frente a una situación donde estamos amontonando creyentes dentro de las 4 paredes.
Nuestra meta no puede ser confinada a construir edificios más grandes y más bonitos y más confortables para albergar a más creyentes. Es hora de reactivarnos en el poder del Espíritu Santo para alcanzar a nuestra nación entera para Cristo y esto solo sucederá si somos dispersados. Las «4 paredes» de la iglesia tienen que venirse abajo y tenemos que salir y ser dispersados para llevar la buena noticia a tanta gente que aún no conoce a Jesús.
Arnold Enns
Comunicador y presidente de COICOM
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