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La prosperidad y el propósito divino

Veo la prosperidad como una consecuencia de agradar a Dios, no como un todo; sino como una añadidura al respaldo de Dios a nuestra actitud.
Mateo 6:33. «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas».
El buscad y primeramente, no se refiere al dinero, sino a la voluntad de Dios y a Él cómo bendición que nos prospera; no sólo en dinero, aunque lo incluye. La prosperidad de Dios es integral: familia, gozo, paz, salud, seguridad, buen dormir y levantarse y no tener que pedir prestado para vivir, sino tener para prestar.
¿Cómo es la bendición de Dios? Proverbios 10:22. «La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella».
Hay personas que han perdido: familia, la honra debida de sus hijos, conyuge, etc. Todo por causa del dinero, y eso es añadir tristeza.
Lamentablemente en la última década he visto a personas ser engañadas por el enemigo, recordemos que él es el que miente desde el principio; fue él quién utilizó como seducción toda esta gloria humana, para tratar de sacar del propósito al mismo Jesús: Mateo 4:8-10. «Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Todo esto te daré si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás».
La idea era seductora: No tienes que pasar por la cruz, ni morir desangrándote, yo te ofrezco que reines sobre los reinos del mundo sin tener que sufrir. Esto fue rechazado por Jesús, quien siguió obedeciendo al Padre.
Hoy tiene un Nombre sobre todo nombre, toda rodilla se doblará y toda lengua confesará su nombre. Él ha recibido toda potestad en el cielo y en la tierra. Es la prosperidad de Dios que nos alcanza, por causa de la obediencia y cumplir la asignación encomendada: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura».
El mensaje puede ser tan seductor en este tiempo, en que hay tantos espíritus engañadores que si no se deja guiar por el Espíritu, puede de pronto encontrarse sirviendo al dinero y no a Dios: Mateo 6:24. «Ninguno puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas».
No es que uno odie al dinero, ya que el dinero sirve para todo dice: Eclesiastés 10:19. «Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero sirve para todo».
El dinero puede servir para comprar un local donde se adorará a Dios, y mucha gente será salva y también se puede pagar a un asesino a sueldo para matar a un inocente. Lo malo no está en el dinero, sino en las manos que lo utilizan, sea para mal o para bien. Tenemos que ser sensatos y reconocer que la perla de gran precio, el gran tesoro escondido, no se maneja en los mismos valores que el mundo, es el Reino de los cielos, que cuando lo hayamos o nos fue revelado, debemos valorar más que todas las cosas.
1ª Timoteo 6:10. «Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores».
¡Cuidado! La codicia del dinero, puede hacer que nos extraviemos de la fe; y el propósito por el cual Dios nos ha llamado. Nacimos de nuevo para respaldar el Reino de Dios y que sean alcanzadas la mayor cantidad de personas; traer cambios significativos a la sociedad.
Cumpliendo ese propósito podemos llegar a ver su gloria: Eclesiastés 2:26. «Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios».

Oscar Agüero
Apóstol
apostol@oscaraguero.com

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