La iglesia medieval distinguía entre el estado secular y el estado espiritual. Las personas que abandonaban el estado secular en busca del estado de perfección obtenido por la vivencia de la pobreza, castidad y obediencia, obtenían una mayor justicia que el resto de los mortales, inmersos en los asuntos del mundo, y merecían gracia especial por parte de la iglesia. Esta era la vocación particular de los sacerdotes y monjes.
1. Lutero rechazó la idea de que ciertos estados de vida y ocupaciones eran religiosamente superiores o más espirituales. De la misma manera en que enseñaba que uno salía de las aguas del bautismo “sacerdote, obispo y papa”, enfatizando ese sacerdocio en una amplia variedad de vocaciones socialmente productivas. Dios creó deliberadamente al ser humano para ser social: todo el mundo nace como el hijo de alguien, “educado como alumno de alguien, gobernado como sujeto de alguien, suministrado como cliente de alguien, casado como esposo de alguien, nutrido como parroquiano de alguien”. El hogar es el fundamento de esta misión de servicio, la plataforma de preparación para el avance del evangelio.
2. En sus primeros escritos Lutero elogia el matrimonio como defensa contra el pecado de la lujuria, tanto para el individuo como para la sociedad. Más tarde, complementa esta visión del matrimonio con una comprensión más positiva de la relación matrimonial como un estado de fe en el cual los dones de misericordia y justicia del evangelio llevan fruto social.
3. Al reconocer la bondad del amor y la compatibilidad sexual en la relación esposo-esposa, Lutero exalta principalmente la vocación del matrimonio porque produce la vida familiar.
4. El matrimonio no solo presenta la arena preeminente para el ejercicio de la santificación, sino que también permite una profunda experiencia del poder creativo y sustentador de la fe.
5. La vocación de los padres ejemplifica la teología de la cruz de Lutero, la forma en que la gracia vivificante de Dios debe discernirse bajo apariencias contradictorias: “…cuando un padre lava pañales o realiza alguna otra tarea sencilla para su hijo, y alguien lo ridiculiza como un tonto… mi querido amigo, le pregunto: ¿Cuál de los dos está ridiculizando al otro? Dios, con todos sus ángeles y criaturas, está sonriendo, no porque ese padre este lavando pañales, sino porque lo está haciendo con la fe cristiana”.
6. Como consecuencia del principio del sacerdocio que debían ejercer los padres, se despertó en ellos el sentido de responsabilidad en la educación de los hijos mediante las Escrituras. Para ello, se inculcó la piedad o devoción familiar.
7. Se realizó un cambio profundo en las relaciones hombre-mujer. Se estableció el derecho de elegir su pareja basado en un amor recíproco, y no por la imposición de los padres respecto a la que debería ser su cónyuge.
8. Para los reformadores, el matrimonio era una institución humana, pero eso no significaba que estuviera más allá de la responsabilidad y la preocupación de la iglesia. Cayó bajo la jurisdicción de las autoridades civiles; rechazaron el matrimonio como sacramento y lo promovieron como una institución divinamente ordenada y sometida a las autoridades civiles.
9. Los reformadores también ampliaron el papel de la iglesia en el matrimonio. Esto es evidente en la ceremonia cambiante del matrimonio, que ahora se llevaba a cabo dentro del santuario de la iglesia delante del altar, no fuera de la iglesia en la puerta, como había sido la práctica medieval. La pareja ya no simplemente expresaba su mutuo consentimiento para casarse, sino que recibía la instrucción religiosa como parte de las observancias, tomando juramentos “delante de Dios” que no habían existido antes.
—
Recogemos los aportes de la Dra. Jane E. Strohl, en su artículo, “La niñez en la teología de Lutero: ¿Para qué otro propósito existimos las personas mayores sino para cuidar de… los jóvenes?”, en Marcia J. Bunge, Ed., “La niñez en el pensamiento cristiano”. Quito. Sociedades Bíblicas Unidas en Ecuador, 2016).
Tomado de la Biblia edición especial, 500 años de la Reforma, Sociedades Bíblicas Unidas©