(Martín Lutero – Wittenberg, el sábado después de la Trinidad, 1525).-
El 31 de Octubre, con nuestras miradas puestas en el Señor de la Iglesia, celebramos con júbilo los 496 años de la Reforma que encabezó Martín Lutero, quien fue el motor utilizado por Dios para devolverle a la Iglesia la pureza del Evangelio y el sometimiento de toda doctrina a la inerrable Palabra de Dios.
Del buen Dr. Lutero, agustino, pastor, teólogo, profesor y músico, se han escrito en estos años miles de páginas que, sin lugar a dudas, enriquecen el estudio del hombre a la Biblia y el descubrimiento que, por medio de ella, hizo de Jesucristo como único Salvador y Mediador entre Dios Supremo y Santo y la humanidad perdida, confusa y condenada.
Generalmente escuchamos a muchos opinar sobre el Reformador, pero pocas veces dejamos que sea él mismo, a través de sus escritos, vigentes porque su extracción es bíblica, hable a nosotros en este tiempo, sobre todo a quienes hoy confesamos que somos parte de la Iglesia Luterana y tenemos, como él, el privilegio de servir en el Sagrado Oficio del Ministerio Público.
Poco años después de los sucesos en Wittenberg, en 1525, Lutero escribió a los pastores, a quien en nombre y por autoridad de Cristo saludó con «Gracia y paz de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo».
A partir de este párrafo será la pluma de Lutero la que vuelva a resonar en las mentes de todos aquellos que se denominan evangélicos, nombre que Lutero le dio a la Iglesia no naciente, sino que emergió, como siempre de la purísima luz de la Palabra de Dios.
El demonio de la desunión
He oído de testigos confiables que han surgido facciones y desunión entre ustedes, porque algunos de sus predicadores no enseñan ni actúan con unidad, sino cada uno sigue su propio sentido y juicio. Y casi lo creo, porque tenemos que recordar que no será mejor con nosotros de lo que fue con los corintios y otros cristianos en el tiempo de Pablo, cuando surgieron divisiones y disensiones entre el pueblo de Cristo. Así como San Pablo mismo reconoce y dice: «Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados» (1ª Corintios 11:19). Porque Satanás no se contenta con ser el príncipe y el dios de este mundo, sino también quiere serlo entre los hijos de Dios, Job 1, y «como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1ª Pedro 5:8).
Primero, espero que aún conserven puras y sin mancha las doctrinas acerca de la fe, el amor y llevar la cruz, y los artículos principales del conocimiento de Cristo. Luego sabrán mantener sus conciencias limpias delante de Dios, aunque estas doctrinas no quedarán sin ser atacadas por Satanás. Sí, hasta usará divisiones externas acerca de las ceremonias para entrometerse y motivar divisiones internas en la fe. Éste es su método, como lo conocemos de tantas herejías.
Por tanto, trataremos con las facciones en nuestro tiempo como lo hizo Pablo en el suyo. No podía corregirlos por la fuerza. Tampoco quería obligarlos por medio de mandatos. Más bien los exhortaba con amabilidad, porque las personas que no ceden voluntariamente por la exhortación mucho menos se conformarán cuando se les mande.
El servicio como expresión del oficio pastoral
Exhortaré, a los predicadores con las mismas palabras de San Pablo, que consideren todo el bien que tenemos en Cristo, el consuelo, el ánimo, el Espíritu, el amor, la misericordia, además del ejemplo de Cristo. Alabándolo y agradeciéndolo por todos estos dones, condúzcanse de tal modo que establezcan y preserven entre sí la unidad de mente y espíritu.
Deben guardarse para que el diablo no se meta mediante el vanagloriarse, que es especialmente peligroso y ataca principalmente a hombres competentes que ocupan el oficio de la Palabra. La mejor manera de hacer esto es no tomarse demasiado en serio y estimarse poco de sí mismo, pero considerar altamente a los demás, o como Cristo lo enseña en el evangelio, sentarse en el lugar más bajo entre los invitados a la boda (Lucas 14:7-10).
Ahora, aunque desde el punto de vista de la fe, las ordenanzas externas son libres y cualquiera puede cambiarlas sin escrúpulos en cualquier tiempo, sin embargo, desde el punto de vista del amor, no están libres para usar tal libertad, sino deben considerar la edificación del hombre común, como dice Pablo en 1ª Corintios 14, «pero hágase todo decentemente y con orden», y 1 Corintios 6, «todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen», y 1ª Corintios 8, «El conocimiento envanece, pero el amor edifica». También piensen en lo que dice allí acerca de los que tienen conocimiento de la fe y la libertad, pero no saben usarla; porque no la usan para la edificación de la gente sino para vanagloriarse ellos mismos.
El predicador tiene que vigilar e instruir con diligencia a la gente para que no consideren tales prácticas uniformes como leyes establecidas por Dios y absolutamente obligatorias. Tiene que explicar que esto se hace en beneficio de ellos, para que también se exprese la unidad del pueblo cristiano en las cosas externas, que en sí son indiferentes. Puesto que los ritos y las ceremonias no son necesarias para la conciencia o para la salvación, pero son útiles y necesarios para gobernar externamente a la gente, no se puede obligar y aceptar por ninguna otra razón sino para mantener la paz y la unidad entre los hombres. Porque es la fe la que procura la paz y la unidad entre Dios y los hombres.
La paciencia y confianza en Dios en tiempos de herejías
Pido a la gente tener paciencia y no asombrarse porque las facciones y sectas causen diferencias en la enseñanza y la práctica. ¿Porque quién puede parar al diablo y sus legiones? Recuerden que la cizaña siempre crece entre la semilla buena, como lo demuestra cada campo en que Dios trabaja y como Cristo lo confirma, Mateo 13:24-30. Otra vez, ninguna era puede tener solamente el grano limpio, sino también tiene que haber hojarasca y paja. Y San Pablo dice: «Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios … para usos honrosos, [sino] otros para usos viles» (2ª Timoteo 2:20). Algunos son para comer y beber, otros para transportar y eliminar la basura y la inmundicia. Así entre los cristianos también tiene que haber facciones y herejes que pervierten la fe y el amor y confunden a la gente.
Ahora, si un siervo se perturbara porque no todas las copas en la casa eran de plata, sino que también había recipientes para las orinas y botes de basura, y no pudiera soportar tal descubrimiento, ¿qué sucedería? ¿Quién puede mantener una casa sin recipientes inmundos? Lo mismo pasa con la cristiandad. No podemos esperar encontrar solamente vasijas nobles, sino que tenemos que tolerar también a las innobles, como dice San Pablo: «Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones» (1ª Corintios 11:19). Y de hecho, queridos amigos, del mismo hecho de que descubren facciones y desunión entre ustedes pueden darse cuenta de que Dios les dio la Palabra verdadera y el conocimiento de Cristo.
Cuando estaban bajo el Papa, Satanás les dejaba en paz, y aunque hayan tenido solamente falsos maestros, no les causó mucha disensión entre ustedes. Pero ahora que la simiente verdadera de la Palabra de Dios está con ustedes, no lo puede soportar; también tiene que sembrar su semilla, así como lo hace acá entre nosotros mediante los fanáticos. Dios también los está probando para ver si se mantendrán firmes.
Exhortación a la unidad en fe, práctica y doctrina
Los fieles y los pastores deben buscar con diligencia promover la unidad e impedir esta obra del diablo, porque Dios designa al diablo a hacer esto para darnos la ocasión de dar evidencia de nuestra unidad y para revelar a los que han pasado la prueba. Porque a pesar de todos nuestros esfuerzos, quedarán suficientes facciones y desunión.
San Pablo también indica esto cuando dice en 2ª Timoteo 2:20, que hay vasijas nobles y comunes en la misma casa y añade inmediatamente en el versículo 21: «Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra».
Reciban mi exhortación sincera con bondad, queridos amigos, y hagan lo que les corresponda para seguirla tan bien como puedan. Esto resultará útil y bueno para ustedes y será para la honra y gloria de Dios, quien los llamó a su luz.
Ahora nuestro Señor Jesucristo, quien ha comenzado en ustedes esta buena obra, aumente la misma por su gracia y la cumpla hasta el día de su venida gloriosa, para que junto con nosotros salgan a encontrarlo con gozo y permanezcan siempre con Él. Amén. Oren por nosotros.