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Mujer, afectarás a la próxima generación, ¡vamos, levántate, tú puedes!, José Luis y Silvia Cinalli

Hoy es el día de cambiar nuestra concepción respecto de la vida, la familia, el futuro de nuestros hijos y el premio de nuestra tarea maternal. No debe interesarnos solo el hoy sino los próximos cincuenta u ochenta años por venir. ¿En qué personas queremos que se conviertan nuestros hijos? ¿Qué anhelamos para nuestros nietos? ¿Cuál será el legado que dejaremos?
Aunque nuestro tiempo sea limitado puede perpetuarse en frutos si a nuestra acción sumamos la dirección del Santo Espíritu. ¡Tú no estás sola, Dios quiere ayudarte en la tarea más trascendental de todas: forjar el carácter y la espiritualidad de la próxima generación!
¿Sabes qué dice la Biblia al respecto? Nos da una perspectiva eterna: «Dichosos ellos (ellas), dice el Espíritu, porque… verán en el cielo los frutos de sus buenas obras» (Apocalipsis 14:13. CST-IBS).
¡Abdicar no es una posibilidad! Sin importar tu estado de ánimo tendrás que continuar; pero la buena noticia es que tu éxito se multiplicará porque en tu victoria está la victoria de los que te rodean. Y tu empeño (no los resultados) determinará tu recompensa.
Mi vida estuvo signada por muchos eventos (escribe Silvia), como los de que cualquier otra niña. Mi madre siempre tuvo negocio. Al año de haber nacido inauguró su tienda, para la edad de 7 u 8 años tenía un supermercado. Trabajaba de la mañana a la noche. Mi abuela materna asumió muchas obligaciones en cuanto a nuestra crianza.
A los 11 años mi mami enfermó de cáncer y la presencia de mi abuela adquirió una relevancia fundamental, a la vez que mitigó el dolor de la familia.
¿Qué recuerdo de la ‘nona’ Mercedes, después de tantos años? Su profundo temor y reverencia a la presencia de Dios. Sus constantes alusiones a que Él estaba presente. Sus historias de campo, de ánimas y brujos con el comentario permanente de que nunca incursionáramos en el ocultismo ni acudiéramos a brujos, chamanes o adivinos. Claro que recuerdo muchas cosas más, pero el temor a Dios era directriz en su vida. Hasta donde tenía luz, hasta donde conocía del Señor, hasta el límite de su entendimiento su espiritualidad era real, vivida, sentida y respetada.
No temas mostrar a tus hijos la devoción que sientes por el Señor, así ellos te increpen, te desafíen por preguntas para las que no tienes respuestas o te intimiden con burlas. Algo de eso hacíamos con la abuela; sin embargo, su persistencia marcó mi vida y la de mi hermana.
José Luis y Silvia Cinalli
Pastores, consejeros y escritores
consultas@placeresperfectos.com.ar

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